26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los Susurros de Kico Becerra

Manuel Francisco Becerra

Por Francisco Becerra 

Con la polarización innegable que padecemos, rechazamos todo lo que dicen los que no queremos y aceptamos, a ojo cerrado, lo que dicen quienes son de nuestra simpatía.

Eso pasa con las declaraciones de Mancuso, exjefe de las autodefensas; he seguido muy de cerca sus declaraciones y me voy a permitir hacer un resumen que, ojalá sirva.

Mancuso, de entrada, dice que las autodefensas comenzaron como reacción a la toma militar de la guerrilla de algunas zonas de Colombia.  Según sus palabras, «mamados de los secuestros y extorsiones» se organizó una fuerza paramilitar, para combatir a la guerrilla.

Dice que la inacción de las Fuerzas Armadas, por las órdenes de gobiernos que, querían negociar con la guerrilla, especialmente los gobiernos de Samper y Pastrana (les entregó el Caguán), se creció tanto la guerrilla que, eran la autoridad en la mitad del País e hizo necesario una autodefensa de la ciudadanía.

Afirma que, en esa lucha, usaron los mismos métodos de la guerrilla, matando a informadores y auxiliadores de los adversarios.  Igual que la guerrilla, hicieron masacres en poblaciones afines a los contrarios; no sólo matando a los guerrillos sino a sus familias.

Cuenta que, en esa lucha recibió apoyo de la Fuerza Pública y, de gobiernos departamentales y municipales.

Con la misma frialdad que lo hicieron los jefes de la guerrilla, contó cómo mataron a periodistas, políticos y hasta curas que, consideraban, por informaciones recibidas, que eran afines a sus contrarios.

Confiesa que, se excedieron, se volvieron matones profesionales y se aliaron con todo tipo de bandidos. Así mismo que, buscaron apoyos de grupos políticos y ayudaron a financiar y elegir presidentes, gobernadores, alcaldes, fiscales, congresistas, diputados y concejales.

Se ufana de que, sin ellos, la guerrilla no hubiera hecho proceso de Paz con Santos; menciona con sus nombres propios a los militares que les ayudaban y las campañas políticas en que ayudaron.

Con una horrenda serenidad describe cómo mataron gente a tutiplén y, por simple sospecha.  Además, donde los enterraron o desaparecieron.

Aunque manifiesta su arrepentimiento, se le ve el orgullo de «haber salvado al país» de la guerrilla.

La otra cara de la moneda, igual de siniestra y sangrienta son las confesiones que les oímos a los hoy senadores y antes jefes de las FARC, hechas ante la misma JEP.

Esa es la verdad de la guerra que hemos vivido en Colombia, desde siempre. Pensábamos que este ejercicio de saber la verdad nos iba a servir, pero, desafortunadamente, nos sigue dividiendo.

Para nuestra desgracia, estamos viendo cómo muchos lugares están siendo tomados nuevamente por los bandidos y se empiezan a organizar nuevamente grupos de paramilitares, dizque para «limpiar» las zonas de insurgentes, de bandidos; esto no es cuento, es absoluta verdad.

Si el gobierno actual sigue dejando que «retengan militares» y ordene inacción de la fuerza pública, en poco tiempo estaremos como hace 25 años.  Esto no es juego, es sangre de colombianos la que se va a derramar.

Ñapa: Eso de gobernar por Twitter, trae como consecuencia la metida de pata del presidente anunciando el encuentro de los niños indígenas; ¿cuándo aprenderá?

Ojalá aparezcan pronto los niños indígenas. (Opinión).

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