Por Martín Cardona Mendoza
Me ahorro palabras. Me refiero a Sor Berenice Bedoya Pérez, Senadora Antioqueña nacida en Yarumal y actual presidenta de la Alianza Social Independiente ASI, formación política que hace parte de la coalición gobiernista nacional.
Para que el lector entienda los pecados capitales de Berenice, debe conocer otra historia de quien años atrás presidía el Partido de la U, se trata de Aurelio Iragorri Valencia. Pareciera que ni ella ni él en su momento entendieran que la normativa constitucional y las leyes estatutarias que regulan en Colombia la actividad de los partidos políticos está por encima de los estatutos partidistas. En el evento electoral de octubre de 2019 para proveer autoridades territoriales cuando presidía el Partido de la U, Iragorri Valencia sin pudor alguno ordenó una violación directa a la Constitución autorizando que su partido apoyara a candidatos de otras formaciones políticas a los que la U había coavalado. Tan torpe violación a la Constitución y al artículo 2 de la Ley Estatutaria 1475 de 2011 que prohíbe la doble militancia política, propició que, en la Asamblea de Antioquia un dirigente de la experiencia política de Rodrigo Mendoza Vega perdiera su curul por violación a esa causal autónoma de nulidad electoral.
Sobre ese particular la Sección la Quinta del Consejo de Estado en providencia de mayo 20 de 2021 con Radicado No. 05001 23 33 000 2019 03141 01 y con ponencia de la Magistrada ROCÍO ARAUJO OÑATE, sobre la prevalencia de la Constitución y la Ley, respecto a los estatutos partidistas indicó lo siguiente:
De todo lo anterior, forzoso es concluir, que no le es permitido a las colectividades políticas desconocer los mandatos superiores o estatutarios, que fijan líneas a su autonomía, toda vez que estos son imperativos y de obligatorio cumplimiento, por el fin que protegen contenido en la Constitución Política cuya motivación es el fortalecimiento de la democracia.
Es decir, decisiones que motu proprio asumen las directivas partidistas, por fuera de normas superiores y que no son otra cosa que un acuerdo privado, son ilegales, merecen el repudio ciudadano y son pasibles de investigación por parte de la autoridad electoral.
De Sor Berenice nos consta que su partido, la otrora Alianza Social Indígena disciplinó y expulsó a los concejales Juliana Piedrahita Castañeda y Gerson Colorado Prieto elegidos como concejales en el municipio de Itagüí en octubre de 2019. El trámite disciplinario exprés, producto de una queja anónima, desprovisto de las más elementales garantías del debido proceso, con prueba indebidamente fundada y sin una mínima tarifa legal; culminó con una resolución de expulsión que data del 24 de junio de 2022 pero que apenas fue notificada el 29 de agostocuando ya las fechas para dimitir a la curul habían vencido, para no infringir las normas de militancia política. En estos momentos los concejales se encuentran en una suerte de interdicción política y tienen vedada la posibilidad de aspirar en el evento electoral del 29 de octubre de 2023.
De más reciente data, me consta la inmisericorde persecución política y jurídica, a que viene siendo sometido el concejal de la ASI Elkin Mauricio Zapata Carvajal quien obtuvo una de las doscurules que ese colectivo alcanzó en 2019 en el municipio de Rionegro.
Lo relevante del viacrucis de Mauricio es que la ASI a través de su presidenta Nacional Berenice Bedoya Pérez suscribió con arreglo a la Ley Estatutaria 1909 de 2018 un acuerdo de coalición con el Centro Democrático y otras formaciones políticas que eligieron a Rodrigo Hernández Alzate como alcalde de Rionegro, pero el pecado capital de Berenice, susceptible incluso de sanción a la ASI consiste en que ella, y el presidente de ese colectivo en Rionegro -el concejal Carlos Andrés Quintero Marín- quieren obligar a toda costa que su correligionario Mauricio Zapata se retire de la coalición gobiernista, desconociendo la regla 6 de la Ley 1909 de 2018, conocida como Estatuto de la Oposición que obliga a los partidos en coalición a permanecer así pase lo que pase hasta el último día del mandato del alcalde, como sucede en Rionegro. El dispositivo que incluso tiene en la práctica el estatus de norma constitucional al respecto ordena:
las organizaciones políticas que inscribieron al candidato electo como Presidente de la República, Gobernador o Alcalde, se tendrán como de gobierno o en coalición de gobierno. En consecuencia, mientras dure su mandato no podrán acceder a los derechos que se les reconocen a las organizaciones políticas de oposición o independientes, en la presente Ley.
En durísimas, ilegales y desproporcionadas solicitudes de apremio Berenice y el concejal Quintero Marín le piden a Zapata Carvajal en Rionegro que se pase a como dé lugar a la oposición en Rionegro.
Actitudes como esta de la flamante Senadora Bedoya Pérez deberían generar desconfianza en otras formaciones políticas, sobre todo a las de centro derecha para eventualmente suscribir acuerdos de coalición en municipios antioqueños en los que prevalezcan partidos abiertamente antigobiernistas.
Uno no entiende por ejemplo cómo en el norteño municipio de Yarumal de donde es oriunda la contadora Bedoya Pérez, con una mayoría del Partido Conservador y del Centro Democrático y sin que la ASI tenga representación en su cabildo, la ASI pueda quedarse con el aval principal y los partidos mayoritarios funjan como convidados de piedra.
Incisos aparte merece la presunta alianza que en Itagüí hará la restablecida Nueva Fuerza Democrática con la Alianza Social Independiente con su virtual candidato León Mario Bedoya López, para enfrentar al candidato del Senador Trujillo González.
Para entender eso debo relatar que a través de mi amigo y colega Martín Emilio Ospina fui invitado a la rueda de prensa e intervención que el expresidente Andrés Pastrana hizo el 18 de abril en el Club Unión como parte de su correría nacional para publicitar su recién restituido partido político.
De la intervención de Pastrana, me sorprendió en orden e intensidad las palabras con que se refirió a Carlos Andrés Trujillo, Efraín Cepeda Sanabria y Juan Diego Gómez. Pensaría que, si el expresidente conservador quiere crecer su partido de centro derecha en Antioquia determinante para recuperar el poder nacional, debería deponer los ánimos revanchistas como si todos los ciudadanos y dirigentes que han dado un voto por Trujillo González y que hoy postulan sus nombres a cargos uninominales y a corporaciones públicas, puedan verse como adversarios naturales.
En lo personal, me preocupa que en Itagüí la restablecida Nueva Fuerza Democrática se alíe o coavale al eventual candidato de la ASI, partido de centro izquierda cuyo origen bastante tiene que ver con la lucha guerrillera que desplegó el líder indígena caucano Quintín Lame y que en su honor se llamó inicialmente Alianza Social Indígena.
A eso debe sumarse que por mero resabio Pastrana Arango, que tiene a Itagüí como un capítulo aparte de su nueva andadura política y que el 18 de abril rezumó bastante hiel contra la actual dirección nacional del Partido Conservador; impida que dirigentes de la talla de la joven y talentosa concejal Juliana Piedrahita y Gerson Colorado Prieto aspiren válidamente al Concejo de Itagüí como quieren hacerlo por esa nueva fuerza de centro derecha.
Patrocinar nuevos liderazgos y no cercenarlos debe ser el propósito natural de cualquier nueva fuerza política, pero reparando siempre con quién se suscriben las alianzas o coaliciones.
Alianza SÍ, pero no ASÍ.
Más historias
¿Hasta cuándo… ELN?
Complejo mundo laboral enfrentan los jóvenes con la Inteligencia Artificial (2)
Petro, Pegasus y la izquierda