26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los hijos del ejecutivo (1)

Guillermo Mejia Mejia

Por Guillermo Mejía Mejía

Fue en la época de José Manuel Marroquín (1.900-1.904) que se acuñó el término “El hijo del ejecutivo” y se sindica a Miguel Antonio Caro de su autoría porque a Lorenzo Marroquín Osorio, hijo del presidente, se le acusó de recibir dinero de los gringos por haber colaborado en la separación de Panamá.

Desde ese tiempo hijos, hermanos y otros familiares de presidentes de la república de Colombia han estado involucrados en escándalos que, de una u otra manera, han afectado el buen nombre de los respectivos gobiernos nacionales.

En julio de 1.943 apareció asesinado a puñaladas en el barrio Teusaquillo de Bogotá un exboxeador y expolicía de nombre Francisco Anastasio Pérez, conocido con el apodo de Mamatoco, asesinato del cual se desconoce su autor intelectual pero que, Laureano Gómez, se lo atribuyó al gobierno de ese entonces presidido por Alfonso López Pumarejo. Todos los días aparecía en primera página de El Siglo una pregunta incómoda: “¿Quién mató a Mamatoco?” Sobre el origen de la muerte de este popular personaje hay muchas versiones, pero una de ellas tocaba directamente a la familia presidencial pues uno de los hijos del presidente (no se sabe si Alfonso, Pedro o Fernando) fue sorprendido por Mamatoco, en horas de la noche, en el Parque Nacional, con una dama dentro de un vehículo particular en actos inherentes a ese propicio escenario. Los motivos de la renuncia a la presidencia por parte de López Pumarejo (7 de agosto de 1.945), seguramente fueron varios, pero este en particular ha pasado a la historia como el más determinante. Bogotá para la época era una ciudad pequeña y chismosa y ese incidente, que hoy no tiene ninguna trascendencia, para la época fue un escándalo de marca mayor.

El 29 de enero de 1.956, la hija del presidente Rojas Pinilla, María Eugenia Rojas Correa, a la que su padre, en un gesto muy criticado, había puesto al frente de Sendas, una especie de Bienestar Familiar, entró a la plaza de toros La Santamaría de Bogotá y recibió la peor rechifla de que se tenga noticia en ese coso taurino. En la próxima corrida, el 5 de febrero siguiente, la fuerza pública, seguramente azuzada por mandos gubernamentales, la emprendió contra inermes espectadores y como resultado varios muertos y el principio del fin del gobierno militar, el 10 de mayo de 1.957.

En el año 1.969, durante el debate en el Congreso del senador Nacho Vives contra Fadul y Peñalosa, transmitido en cadena de radio nacional, Vives la emprendió contra Carlos Lleras de la Fuente, hijo del presidente Lleras Restrepo, por la presunta importación ilegal de dos vehículos luego de su desempeño como consejero comercial ante la Comunidad Económica Europea. Desde luego, Lleras de la Fuente demostró la legalidad del negocio, pero en el ambiente quedó flotando la duda y la sombra sobre un gobierno encomiable.

En noviembre de 1.982, en el gobierno de Belisario Betancur, su hermano Juvenal, un personaje más bien folclórico, se vio involucrado en una denuncia del diario Miami Herald según la cual, dentro de una operación antinarcóticos de la DEA, conocida como la Operación Pez Espada, se congelaron 12 cuentas bancarias entre ellas una del hermano del presidente de Colombia. Los medios se regodearon con la noticia y comenzaron a llamar a Juvenal como el Billy Carter colombiano, el hermano del presidente de EEUU Jimmy Carter, quien también se vio involucrado en un escándalo internacional por su mediación, non sancta según los medios de la época, ante el gobierno del dictador libio Mohamed Gadafi para que intermediara en la liberación de los rehenes norteamericanos, detenidos en la embajada de ese país en Irán. 

Juvenal también demostró que los 10.000 dólares de su cuenta, abierta en Miami, eran para costear una operación de amputación de la pierna de su hijo, atropellado por un tracto camión. Mucha gente le creyó, pero al gobierno del poeta Belisario no solo le quedó la mancha de la toma del palacio de justicia y la tragedia de Armero, sino la de la cuenta en dólares de Juvenal congelada por la DEA.

Dejo para próxima entrega las incómodas actuaciones de hijos, hermanos y madre delejecutivo en los siguientes gobiernos.