5 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los asfixiadores

Por José León Jaramillo Jaramillo

¿Qué enseñanzas nos deja la muerte de George Floyd?

Que tres policías de Minnesota asesinaron a George Floyd, quien tenía antecedentes criminales, presionándole la espalda y el cuello (la tráquea y las arterias carótidas) con sus rodillas, hasta cerciorarse de que estaba muerto. En sentido figurado también le presionaron el cuello a Floyd, el policía chino quien no quiso protegerlo y quien tiene antecedentes porque le rompió los dientes a otro afroamericano, poniéndole la rodilla en su cara; el forense que certificó, faltando a la verdad, que la muerte de Floyd no se debió a una asfixia mecánica sino a otras causas, lo que desmintió una segunda autopsia; el fiscal, quien no obstante haber visto el monstruoso video, que es una prueba objetiva y difícil de desconocer del axfixiamiento, anunció que no encontraba mérito para formularles cargos, irrespetando así a la Ley, a la víctima y dándoles un espaldarazo a los policías racistas, quienes matan negros, simplemente, porque así ellos lo decidieron.

Que dichos hechos fueron la gota que rebosó la copa y ello trajo como consecuencia gigantescas manifestaciones de blancos y negros clamando justicia y oponiéndose a los crímenes de los policías racistas, no solo en USA sino en Europa (La voz del pueblo es la voz de Dios). No se trata simplemente de la muerte de una sola persona, como alguien me lo dijo para recordarme que centenares de Floyds mueren diariamente de hambre en el mundo, sino de las muertes y de los atropellos de que son víctimas centenares de norteamericanos y latinoamericanos, blancos y negros, en ambos continentes, a manos de policías criminales y racistas, quienes deben ser expulsados de las instituciones policiales.

Que ningún país civilizado puede permitir que unos policías capturen un delincuente, lo juzguen, lo condenen a muerte y lo ejecuten frente al mundo estrangulándolo y que luego para justificarse mientan y mucho menos tolerar que esos hechos monstruos merezcan el respaldo de las autoridades, que es lo que ha acontecido.

Que los policías que empujaron un anciano contra el pavimento, abriéndolo la cabeza y luego mintieron, afirmando que el anciano se resbaló, también son manzanas podridas.

Que mientras el presidente Trump no le garantice a la población que no tolerará policías delincuentes, las manifestaciones seguirán escalando. Y posiblemente ese ejemplo sea seguido en mucho otros países donde la crueldad y la arbitrariedad policial es tanto o más frecuente que en Estados Unidos.

Que el secretario de defensa de los Estados Unidos dio ejemplo de inteligencia, al no permitir que las tropas atropellaran a los manifestantes, pues para eso no es el ejército. Que la mayoría de los policías y de los soldados de los Estados Unidos son ciudadanos ejemplares, como los que se arrodillaron frente a los manifestantes pacíficos, no en un acto de debilidad o cobardía, sino en otro de civilidad, de censura al crimen y de respeto a la ley, a la víctima y a sus deudos.

Que sólo una democracia tan sólida como la norteamericana permite esas marchas, las que no se pueden adelantar ni en China (Recuérdese a Tiananmen), ni en Rusia y mucho menos en Cuba o en Venezuela, hoy más oprimidas que nunca, por el hampa castrochavista. Que ese espectáculo de civilidad fue ensombrecido por unos vándalos pertenecientes a grupos radicales y al crimen organizado, pagados por agitadores comunistas y aun por los castrochavistas, como de ello dan cuenta los capturados, en Miami, con sumas astronómicas en efectivo, para pagar el accionar criminal de algunos vándalos, de esa ciudad, mientras los cubanos y venezolanos se mueren de hambre.

Que, “la palabra inglesa “chauvinismo” significa actuar de manera injustificada y jactanciosa considerando que su raza, su nacionalidad o su sexo es superior a los de otras personas. Que esa palabra viene de Nicolás Chauvin, soldado de Napoleón Bonaparte, tristemente célebre por su actitud en ese sentido”, tal y como me lo explicó mi amigo y contertulio Luis Fernando Múnera López

Que el mundo está lleno de funcionarios como Derek Chauvin, el asesino de Floyd. En Colombia, por ejemplo, los legisladores, presidentes, ministros de justicia, jueces y magistrados, que envían a los condenados a las cárceles, no obstante que son conscientes del estado de cosas criminal e inconstitucional que en ellas prima, los asfixian, al negarles su derecho a una segunda oportunidad, al no adoptar medidas suficientes para garantizar que: se puedan rehabilitar, evitar que se enfermen, no se les suministre comida de pésima calidad, no sea el hampa en connivencia con los guardianes del Inpec, la que mal administre los patios y permita que se cometan toda clase de delitos contra ellos, no se pisotee su dignidad, no se les mantenga sin camas ni sin servicios sanitarios.

También algunos colombianos como los integrantes de las FARC y el ELN, nos asfixian a los colombianos asesinando policías, militares, ciudadanos y campesinos inermes, como igualmente por mantener en el subdesarrollo al Choco y a otros departamentos, destruyendo lo recursos naturales y robándose los recursos mineros de los más pobres y las ayudas internacionales, como los doscientos millones de euros que fueron donados para el bienestar de los excombatientes, al parecer, con la complicidad de funcionarios públicos. Nos asfixian engañado el país con falsos procesos de paz, pues la guerrillas están otra vez más fortalecidas que nunca, razón por la cual el proceso de paz solo sirvió para darles a los excombatientes su propia justicia (JEP), para que los absolviera de todos sus crímenes, rompiéndose así el principio de igualdad constitucional y seguir promoviendo, a través de ella y con los congresistas de las FARC la guerra jurídica contra el ejército y dar lo mejor de sí para entregarles el país a los cubanos, para que esos asesinos chauvinistas y comunistas nos terminen de asfixiar. ¿Qué han hecho bueno las FARC, el ELN, FECODE o ASONAL por Colombia? Díganme una sola cosa.

Asfixian y les niegan un futuro a los niños chocoanos, a los guajiros y a los demás colombianos los funcionarios públicos que se roban o malbaratan los recursos públicos y las ayudas a los más necesitados, en cuantía que supera los cincuenta billones de pesos al año, como nos lo ejemplifica  juan_rivera20191@elpoli.edu.co, con la siguiente denuncia, que fue publicada por El Colombiano: “…Lo último que ha causado furor e indignación en redes, ha sido la charla entre dos concejales de Montería por WhatsApp los cuales hablaban sobre la repartición de mercados en estos momentos de cuarentena: “Hermano, el pobre está acostumbrado a aguantar hambre, por un mes no se va a morir, uno tiene que recuperar la inversión de la campaña como sea hermano eso uno juega con las cantidades si nos dan uno de 5.000 mercados uno entrega 1.500, breve.Y ni que decir de los más de diez billones de pesos que se malbarataron en la alcaldía de Aníbal Gaviria Correa cuando Juan Esteban Calle Restrepo era el gerente de EPM o del desastre de la Ptar, o de la pérdida de Une Millicom, o de los desastres de Hidroituango o de los contratos de Parques del Rio.

Asfixian las concesiones petroleras para adquirir un nobel, el reparto de billones (mermelada) despilfarrados por Santos, Fajardo, Gutiérrez y Gaviria Correa a los medios de comunicación, para que los presentaran como los mejores gobernantes del planeta y sin que podamos olvidar la mermelada para que ni las izquierdas más violentas los persiguieran y, para utilizar palabras de doctor Abelardo De La Espriella, asfixian a los más pobres “… los tumbes de Odebrecht, Reficar, Isagén, el Sena, Banco Agrario, los torcidos de las “impolutas” Gina y Ceci, Fondepaz, Cemex, Fonade, Esap, la adquisición de armas y aviones y hasta las suntuosas cortinas de doña “Tutina”.

¡No podemos respirar, exigimos justicia! ¡Adelante señor Fiscal!

Coletilla. Las penas solo son útiles mientras más cercanas son a la fecha en que se producen los hechos que las causan, pues solo así producen un efecto ejemplarizante y disuasor entre los delincuentes, a la vez que cumplen su misión social, pues no en otra forma se puede impartir pronta y cumplida justicia y,  por lo tanto, nos inquieta que por hechos acaecidos en el 2005, apenas se esté iniciando un proceso contra un gobernador, así se nos alegue que “la justicia cojea pero llega”, a lo que podríamos responder que “ Justicia demorada justicia denegada.” Esperemos que el proceso contra ese gobernador termine prontamente y no que se vuelva un proceso eterno, como los que se adelantan contra los presuntos autores intelectuales del crimen de Galán que ya supera los 31 años y ni qué decir del proceso que cursa en la Corte contra un exalcalde de Medellín, el que supera, hasta donde nos alcanza los 7 años, ya va a hacer la primera comunión.   ¡Carecemos de justicia!