26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Las víctimas de los Dylans, de los niños de las Farc, de Petro y de los medios de comunicación

¡El alcalde Federico Gutiérrez y el ESMAD tienen la razón!

Por José León Jaramillo

Entendemos la inconformidad del común y las manifestaciones o marchas pacíficas que miles de colombianos, unas trescientas mil personas en todo el país ─ cantidad que no alcanza al 10% del total de los colombianos que votaron por la oposición ─ adelantaron el 21 de los corrientes, para que el gobierno nacional los oyera y enderezara el rumbo en varias materias de interés nacional (pensiones, salud, empleo, tributos, justicia, servicios públicos, educación, seguridad, etc.), pues esas manifestaciones son una de las formas en que un pueblo civilizado debe expresar sus inconformidades y sus deseos de cambio y por ello nuestra constitución, la que también fue aprobada por los petristas del M-19 ─ durante el desarrollo de la constituyente de 1991─  permite, expresamente, que  el pueblo pueda reunirse “…y manifestarse pública y PACÍFICAMENTE…” (Art. 37 CP. Mayúsculas fuera de texto).

Esas manifestaciones son una de las formas más civilizadas deconvencer a los demás con la fuerza de las razones y no la de imponerles a los demás sus pretensiones, con las sin razones de la fuerza y de la violencia, como lo diría el doctor Alfonso Reyes Echandía, de tan grata recordación y que fuera violentamente asesinado por los incendiarios del M─19, organización criminal que, para entonces, era incapaz de imponer la fuerza de la razón  y por ello impuso ─ la única que sabía imponer─ la sinrazón del odio y de la violencia castristas, con el apoyo de sus socios los narcotraficantes, mediante el acto “heroico” de apoderase del Palacio de Justicia, el que terminaron incendiado, en el afán de imponer a la Berraca sus pretensiones. ¡Conductas que claman venganza al Cielo!

Pero luego de que el gobierno le abrió las puertas a un comité de paro que no se sabe quién diablos lo eligió y como lo eligió y que, al parecer, fue impuesto, a las patadas, por lo mamertos más agresivos, no podemos justificar paro adicional alguno, pues los paros que continuaron y que, al parecer, continuarán solo buscan destruir, como se está destruyendo con ellos, a la economía nacional, para dar un golpe de Estado.

Aunque hay muchos atropellos, injusticias y diferencias en Colombia, en este país se vive mejor que en Cuba, Nicaragua y Venezuela juntas, por eso muchos hermanos venezolanos, huyendo de Venezuela se refugiaron en Colombia como igualmente muchos cubanos también lo hicieron en Miami, huyendo de la violencia, de la tortura y de la represión salvajes del partido comunista cubano ─ la diáspora aún no termina, en medio de la miseria más espantosa de sus gentes ─ prácticas violentas que también están sufriendo los venezolanos y los nicaragüenses.

Que en Colombia hay que acabar con tanto privilegio es verdad que no se discute, como que también es verdad sabida, la de que es necesario frenar a los muy abusivos grupos con poder económico y sobre todo a los políticos que todo se lo roban o lo  prostituyen, pero la solución no es entregarles el país a Petro y a sus amigotes, quienes pretenden acabar con la economía nacional para someter el país, por hambre y miseria, a la dictadura estalinista cubana, con el apoyo de algunos medios incendiarios de comunicación y una de las formas de lograrlo y esclavizarnos a todos los colombianos es continuar adelantado estos paros, los que arrojan pérdidas por más de nueve billones de pesos, que es la cifra que según Anif, es lo que los últimos 21 paros le han costado al país.

Amable lector: estos paros promovidos por Petro, Roy Barreras, Cepeda, el Foro de Sao Pablo ─léase Cuba─ acabaron el 21 de los corrientes, de un tajo, con la inversión extranjera en Colombia y con cualquier posibilidad de crear nuevos empleos, pues los inversionistas odian a los comunistas, como el diablo a la Cruz, porque estos se caracterizan por destruir cualquier aparato productivo, para apoderarse del poder e imponer la miseria, pues es más fácil someter a un pueblo con hambre (Busquen en Internet el cuento de la gallina de Stalin y léanlo) y expropiar todo lo que encuentren a su paso. Y del dólar ni hablar, pues este va alcanzar niveles que van a acabar con las importaciones y a disparar la inflación, por el accionar de estos salvajes, todo ello, por ahora, en beneficio de los bancos y en contra del ahorro de los colombianos que cada vez es menor.

Pero no nos extrañemos por ello, pues destruir la economía Nacional es lo que buscan para someternos a todos los colombianos a una dictadura, dirigida no por Duque, un buen hombre, ─quien ha tenido más logros en un (1) año de Gobierno que Santos en 8 de desgobierno y corrupción ─, sino por un Maburro o por un Petro Borrego, quienes actúan sobre la economía como los ácidos del estómago sobre la comida. No podemos olvidar que Petro era el consejero económico de Chaves, el gran arquitecto del desastre del Space económico venezolano.

No nos dejemos engañar más de Caracol, El Tiempo, El Espectador o Petro: Dylan no era un héroe. Dylan no era un buen muchacho, Dylan no era un ejemplo para la juventud. Dylan era un delincuente entrenado para atacar a la fuerza pública y el día en que accidentalmente cayó, no ejercía su derecho constitucional amanifestarse pública y pacíficamente, delinquía a placer (Art 429del Código Penal) y por ello tenía, como cualquier paramilitar, el rostro cubierto, para eludir a la justicia colombiana, pues se encontraba atacando a la fuerza pública. Con otras palabras, cuando Dylan cayó acababa de lanzarles dos granadas de gas a los miembros del ESMAD para que estos no pudieran adelantar su misión, la de disolver no una manifestación pacífica sino una asonada, pues “Los que en forma tumultuaria exigieren violentamente de la autoridad la ejecución u omisión de algún acto propio de sus funciones”, incurren en ese punible, en una asonada; tipo criminal que consagra el artículo 469 del Código Penal. Dylan era otro miembro de las milicias urbanas de las Farc o del ELN (todo eso es lo mismo), como las que atacaron el 21 de los corrientes a la fuerza pública, con cocteles Molotov, en la plaza de Bolívar, la de nuestro libertador quien rechazaba la anarquía y quienes, días antes, pretendieron prender vivos igualmente a unos policías en la portería de RCN.

Dylan estaba vestido de negro y su guante era rojo, lo que significa que era un miliciano de ELN y el guante lo utilizaba para no quemarse las manos con el ácido que emana de las granadas, cuando las recogía y lanzaba contra el Esmad.  Otros tres “valientes” Petrodylans, de esos por los que llora Caracol, graduados ya de psicópatas, le fracturaron el rostro a Sahara Correa a una indefensa subteniente del Batallón Guardia Presidencial que, sin agredir a nadie, custodiaba el Capitolio Nacional (Allá no se deben destacar mujeres indefensas para darle gusto a las Farc sino a hombres armados y dispuestos a disparar o quiten esa guardia y pongan un muñeco.) y otros Petrodylans atacaron en el Huila a un miembro de la fuerza pública con una papa bomba que le afectó el rostro y lo tiene entre la vida y la muerte. El sueño y la meta de cada Petrodylan, es asesinar a un policía o a un soldado de la Patria. Los Petrodylans incurren también en el punible de obstrucción de vías públicas (Art 353 A y  en el 353modificado por el art. 45, Ley 1453 de 2011), por imposibilitar la conducción o dañar vehículos o medios motorizados destinados al transporte colectivo o vehículo oficiales.

El ESMAD, como su nombre lo indica, no está para reprimir a los ciudadanos de  bien que protestan de manera pacífica, está para neutralizar a los Dylans, a los violentos, a los que salen a sembrar el caos, a golpear mujeres inermes al servicio de la Policía Nacional o del Ejército, a cerrar las vías, a quemar camiones, a destruirles sus llantas, a destruir los medios de transporte, a saquear almacenes, a destruir con piedras los comercios, las vitrinas de los almacenes, las fachadas, los bancos y los cajeros automáticos, paralizando así tanto al país como el trabajo de la mayoría de los colombianos de bien, que ven perecer sus cosechas, en todos los campos de la economía.

En ejercicio de su derecho a la defensa el Esmad los reprime para evitar que los Dylans destruyan la ciudad y adicionalmente los reprime cuando estos, los Dylans, les lanzan cocteles molotov, piedras, granadas de gas o papas bombas, a las caras de sus integrantes, para que ese cuerpo policial no pueda ejercer sus funciones.

Por lo tanto, el Esmad no se puede desmontar. Estos salvajes, los Dylans, acabaron con Transmilenio, con el ICETEX, asaltaron y destruyeron negocios, hirieron a más de 350 policías, acabaron con Calí, con Bogotá, en Medellín hasta se robaron dos cajeros automáticos instalados en la UdeA, la que estaban destruyendo y por ello la tuvieron que cerrar. Lo anterior apenas es un resumen corto de todos sus crímenes. ¡Pura hampa y de la peor!

Solo los VIOLENTOS, están interesados en que se desmonte el ESMAD y ello no es posible porque no puede el Estado destruir las barreras que pueden contener a los salvajes, a los narco guerrilleros o a los Dylans; salvo que quiera el gobierno que impere el caos o que los colombianos nos trabemos en una guerra Civil. ¿Vamos a desmontar el Esmad para que los desadaptados acaben con lo todo lo que encuentren a su paso hasta que los comerciantes y ciudadanos afectados creen grupos de autodefensas que los asesinen? ¿Para que impere ley de la selva?; Para allá vamos y más en Medellín; ¿Qué más hay que desmontar? ¿Antinarcóticos, la Sijin, el Ejército y la Policía? ¿sí? y ¿Quién nos va a proteger a nosotros y a nuestros bienes? ¿El señor de las chuspas o las palomas blancas del Cepeda?

Las tales escopetas pueden causar la muerte y se utilizan en más de 135 países, Venezuela, Nicaragua y Cuba incluidos, pero no se utilizan para matar sino para darles unos latigazos a quienes pretenden impedir, mediante el ataque a esos servidores policiales, el ejercicio de su accionar policial legítimo; conducta esta última que es delictiva.

Ahora bien, la munición puede fallar, no esparciéndose para alcanzar varios objetivos, lo que, al parecer, fue lo que sucedió en el caso de Dylan, ello cuando los policiales, viéndose atacados y golpeados por Dylan, repelieron el ataque con una de esas escopetas que les entregaron para defender a la ciudadanía y garantizar su propia integridad, arma que, en principio, no le causa la muerte a nadie, pues al “…al momento del disparo los perdigones que están concentrados, se van separando unos de otros y pueden alcanzar un radio de varios decímetros a pocos metros de haber sido disparados… Lo anterior dificulta prever cuál será el blanco tras un disparo…No es un arma para hacer puntería”, por lo que la impericia como modalidad de la culpa está descartada.

La conducta del policía involucrado en los hechos le corresponde analizarla a sus jueces naturales y no a los irresponsables de Medicina Legal, entidad que, al parecer, está podrida y muy afecta al probrecitismo y mamertismo judiciales, “pues la ley no tiene corazón y el juez (perito) que se lo presta prevarica.”, sin que podamos olvidar que asume competencia que no le corresponde a esa entidad sino a la rama jurisdiccional, la de calificar las conductas eventualmente punibles; lo que puede ser constitutivo de falta disciplinaria, pues los funcionarios públicos no pueden hacer sino lo que la ley les permite. ¿Medicina legal violó la reserva para incrementar el rating de los noticieros que están incendiando al país? ¿A quiénes y como les entregó medicina legal esa información? ¿Les pagó la prensa por esa información? ¿Cuánto les pagaron? Este punto debe investigarse. ¿En cuánto le compró el tiempo, por ejemplo, a un fotógrafo forense la foto del cadáver de Pablo Escobar y en cuánto se la vendió ese diario a la prensa internacional? ¡Léame donde dice billete!

Hay crímenes cometidos por una masa criminal que surge de manera espontánea, por ejemplo, cuando alguien grita “Ese fue el que violó a la niña” y la masa salvaje lo destroza, como sucedió recientemente en Bogotá, donde una de esas masas, arrastras por un furor instantáneo, asesinó a un inocente al oír ese grito o igualmente cuando alguien grita “Ese fue el que mató a Gaitán” y el pueblo enardecido asesinó a Roa Sierra y destrozó su cadáver, sin que estuviera claro que hubiera sido éste quien cometió ese monstruoso crimen y posteriormente la misma masa criminal incendió la capital y vino la de debacle.

Domingo Giuriati decía que “Cuando la multitud se desencadena, y saquea, o mata, o se subleva, no tiene más personalidad jurídica que la de las bestias enfurecidas.  Ambas son sujetos inconscientes, irresponsables, fuerzas brutas, y la justicia que las persigue comete, más que una inequidad, una cosa insensata o ciega.”  Y por ello los jueces deben distinguir entre la masa criminal y sus jefes, conocidos como determinadores. Los determinadores del 9 de abril de 1948 fueron Rusia, Fidel Castro Ruz, los radio amotinados y los francotiradores; es decir, quienes habían madurado el crimen y solo esperaban la muerte del caudillo, para que se iniciará la fiesta infernal, necesaria para que fracasara la Conferencia Panamericana y poder, entonces, en medio del fragor de los sangrientos disturbios, dar un golpe de Estado, para arrebatarle el poder al presidente Mariano Ospina Pérez y casi lo logran. Los del paro del 21 fueron el grupo de Sao Pablo, las FARC, el ELN, FECODE, Petro, Roy Barreras, Cepeda, todos los líderes políticos que invitaron a las marchas y los medios de comunicación que las promovieron (radio y prensa), todos ellos conscientes de la violencia que se desataría, como producto de la hipoglicemia que los afecta y por ello tienen que aplicarse ellos mismos la receta que les dieron en la Habana la de darle a Duque un Golpe de Estado, para poder inyectarse mermelada a chorros, para robarse lo que es del pueblo.

Cuando Dylan Murió el cínico de Petro trinó: “Ha muerto Dylan. La fuerza de su memoria viva residirá en que los que lo acompañamos en todo el país sepamos guardar el aliento y no reaccionar de la misma manera que el Esmad bajo orden de Duque y Peñalosa”.

¿Usted, Petro, el que quería ser presidente de los colombianos viene a felicitar y a exaltar la memoria de quien atacaba a la fuerza pública? ¿Cómo así que acompañó a Dylan, usted no se había desmovilizado, pues? ¿Qué le pasaría a cualquiera persona que trate de manifestarse en Cuba o en Rusia y ataque a la fuerza pública, en la forma en que lo hacen sus niños, los Dylan?

Doctor Petro: Los que no estamos de acuerdo con usted ¿Nos debemos ir para su casa a protestar y tirarle piedras hasta volverla mierda como lo hicieron los Dylans, con Transmilenio o con el edificio del ICETEX, con el patrimonio de todos los colombianos y de paso aterrorizar a su familia como lo hicieron los Dylans con los funcionarios de esa entidad? Dr. Petro: ¿Cómo se controlan esos desadaptados? ¿Con flores o con las palomitas blancas de Cepeda?


El campamento que bombardeó el Ejército fue un campamento de guerrilleros de la FARC y un laboratorio de narcotraficantes y en el que indiscutiblemente había niños, como los hay en todos ellos. Pero lo que no nos cuenta es que esos niños los reclutan los guerrilleros y reciben entrenamiento militar para asesinar soldados y policías. Esos menores, muchos de ellos nacidos en la selva, se conocen como pisasuaves (búsquenlos en internet) y los soldados los han herido en medio de los combates que han sostenido contra la subversión y en los cuales esos niños son la punta de lanza, pero a muchos de ellos, los soldados, de manera heroica, han logrado salvarles sus vidas. Esos videos los debe exhibir el ejército. ¿Qué puede hacer un soldado frente a niño que le dispara con un fusil de guerra, un niño como el que, al servicio del narcotráfico, mató dos comerciantes en Bello con un revolver y cuyo video fue viral en las redes? Es que las guerrillas no conocen ética ninguna, son tan éticas como el cartel de Medellín.

La Policía y el Ejército deben no solo reforzar su inteligencia sino adicionalmente destacar un grupo de psicólogos para estudiar a los Dylans y el manejo de las masas. Les recomiendo leer un clásico, la Psicología de las Multitudes de Gustavo Le Bon, entre otros estudios, para entender lo que está sucediendo. Dice Le Bon, por ejemplo, que “…si el socialismo es hoy tan poderoso, es porque constituye la sola ilusión que vive todavía para las muchedumbres. No obstante, las demostraciones científicas, crece constantemente.  Su principal fuerza estriba en estar defendido por espíritus bastante ignorantes de la realidadpara atreverse a prometer osadamente al hombre la dicha. La inclusión social reina hoy sobre todas las ruinas amontonadas del pasado, perteneciéndole El Porvenir. Las muchedumbres no han tenido nunca sed de verdad. Se desvían ante las evidencias que les disgustan, prefiriendo deificar el error, si el error las seduce.  El que sabe ilusionarlas se hace fácilmente su dueño; el que intenta desilusionarlas es siempre su víctima.” (Edición de 1976) Y por eso la mayoría de las razones del paro fueron contrarias a la realidad, a la verdad (fake news) como nos lo explicó el presidente a los colombianos. La masa ignorante y movida por delincuentes es despreciable.  “Cromwell fue recibido en Londres en medio del más desbordante entusiasmo. “¿Qué pensáis Señor, le preguntaron, de esta inmensa muchedumbre que os sigue y os aclama”? – “La misma, respondió, que estaría dispuesta para mi daño si me fuesen a fusilar”. El día en que subió al patíbulo, la misma inmensa muchedumbre lo acompañaba vociferando para que fuera fusilado y profiriendo infamias contra su nombre.

El país necesita congresistas, industriales, comerciantes, profesionales, profesores, trabajadores, periodistas, ciudadanos que quieran servirle, que respeten a sus autoridades, que hagan algo por mejorar las condiciones de vida de nuestros compatriotas, que combatan la corrupción y no guerrillas urbanas, Dylans o periodistas que lo incendien, para entregárselo al anti Bolívar cubano que juró encarcelar y someter a su dictadura a las cinco repúblicas que liberó Bolívar del yugo español, ello en indiscutible e infame traición a la Patria.

Coletilla: Aplaudo y me uno de corazón a la manifestación ciudadana en Medellín, para rendirle un sentido homenaje a nuestros policiales, a quienes recibieron la peor parte de estos paros, la violencia castrista inmunda y decirles que no están solos. ¡Estamos con ustedes y no con Petro! ¡No están solos!