Esta semana se coparon los grandes diarios nacionales e internacionales en sus primeras planas con la noticia de que Medellín sería la sede de la cuarta revolución industrial.
Honor que le hace a la ciudad junto con los premios de la más innovadora y otros trofeos de barro que alimentan el ego y las vanidades políticas de los alcaldes y dirigentes de turno.
Y si, quizá podemos tener muchas cosas como ciudad y como territorio podemos haber crecido inmensamente durante muchos años pero lo hemos hecho de manera selectiva, ocultando a la otra Medellín.
Y es que esta misma semana estuve recorriendo la ciudad junto a Gerardo Emilio Duque, funcionarios de la ONU y la OEA en convenio con la secretaría de inclusión social del municipio de Quibdó para analizar la implementación del Instituto Mi Río en dicho departamento, puesto que aquí en Medellín lo acabaron hace 20 años por culpa del egoísmo político del dirigente de turno y es entonces como comprobé una vez más que Medellín solo muestra una cara y que sus habitantes somos hipócritas al hacer la vista a un lado cuando nos preguntan por los barrios más marginados. (Lea la columna).
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