26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

EPM: Antioquia quiere toda la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad

Por Orlando Arenas Tamayo 

Saber con exactitud lo que ha ocurrido en EPM no va a ser fácil porque la polarización es aguda y tiene dividida a la sociedad, con una primera víctima, la verdad.    La nueva administración de EPM enfrenta a exgerentes, exmiembros de juntas directivas y exalcaldes, al decidir iniciar acciones de conciliación y/o judiciales, con los contratistas, para recuperar las pérdidas de la contingencia en la obra, como es su deber y teniendo de por medio la palabra empeñada por el alcalde de esclarecer lo que pasó y que paguen los responsables los platos rotos y no la gente, vía tarifas, lo que ha producido una ola de respaldo en favor del alcalde. Ese enfrentamiento podría tener duras consecuencias, teniendo en cuenta los poderosos grupos que tendrá que confrontar el Dr. Quintero y los obstáculos a superar para lograr que fluya la verdad en el mar de señalamientos mediáticos, de fondo y contenido político, para conservar los privilegios detentados hasta ahora. 

Creo que nadie pone en duda que en EPM ocurren cosas “malucas” de tiempo atrás, el debate está abierto en torno a esas acciones y en el Concejo de Medellín se cuestionan las decisiones de este ente municipal de invertir millonadas, comprando empresas en el exterior, cuyos resultados no se conocen y tendrán que hacer parte de este examen que se avecina.  

Los implicados son los exalcaldes, los exgerentes, los exgobernadores y sus tendidos, es decir los funcionarios y miembros de junta directiva.  La afirmación del senador Velasco de que recibió información sobre los integrantes de la última junta de EPM y que, al cruzarla con los grandes contratistas de la empresa, el resultado de ser cierto, es una vergüenza y declarando enfáticamente que no es Medellín sino Colombia la que merece saber la verdad sobre todas las actuaciones de EPM, demuestra que se está cayendo un escenario mentiroso y ya detectado.  Velasco le pide al congreso nombrar una comisión especial sobre el caso de la hidroeléctrica y otra comisión que investigue a fondo lo que está pasando en la empresa de servicios públicos de Medellín. 

Libardo Álvarez Lopera, rector del Jaime Isaza Cadavid, afirma en torno a este asunto de EPM que “La verdad nos hará libres” y advierte que el tema se ha convertido en una ruptura y ya parece guerra sin cuartel por ganarse el respaldo de la ciudadanía y la benevolencia de la historia, llamando la atención para que esta disputa no se vuelva una batalla de egos y rencillas. La verdad de lo ocurrido, así lo espera la academia en Colombia, debe aflorar para poder terminar una obra que necesita la nación. Invita a que los ciudadanos participen activamente y no como simples espectadores, asombrados con cada incidente que se revela y que nos pone en “conocimiento de mucho y en la certeza de nada”. Invita el señor rector a la academia, gremios, profesionales, economistas a ser activos en este debate en el que el mar de declaraciones no permite ver nada claro. Invita también a la nueva administración a una actitud de liderazgo, diálogo y carácter para sacar adelante una obra que sea orgullo y no vergüenza de nuestras gentes.    

Si todos los ciudadanos sienten  el efecto de las alzas de las tarifas de  EPM sobre sus bolsillos, luego de la contingencia de Hidro Ituango, es porque algo está pasando y no se quiere contar, todo lo cual ha logrado cambiar la percepción de una empresa, antes manejada con moderación y transparencia, contra el despotismo y la soberbia de quienes la administraron hasta ahora, pero aún el actual alcalde Quintero debe sopesar su enorme responsabilidad en el manejo de EPM en esta explosiva situación de Medellín, como lo advierte Fajardo al citar una frase de Moisés Naím, “el poder ya no es lo que era antes, ahora es más fácil de obtener, más difícil de usar y más fácil de perder”, en un artículo en el que pide que salvemos a EPM y salgamos de la batalla política pueril, proponiendo un gran foro sobre la empresa, con organizaciones y personas independientes en el que se presenten las cifras de su realidad económica y financiera, se señale el rumbo a tomar, se invite a los organismos de control para que investiguen y divulguen a efectos de acabar con la maledicencia en las redes, se construyan mecanismos de seguimiento a EPM con informes semestrales, en fin pienso yo, que recomienda hacer lo que nunca hizo como gobernante, y cuando pide transparencia, recuerda uno involuntariamente la nube de gases en los que se envolvió a la opinión pública por su gestión respecto a la empresa insignia de Medellín, en cuya directiva se le apareció un guerrillero. 

Precisamente Fajardo y otros exalcaldes deben absolver una serie de interrogantes en torno a los negocios de EPM como la  compra de Orbitel, la fusión Une- Millicon y el escándalo suscitado por las empresas en el exterior, porque para bien o para mal, ha llegado la hora de los balances que la opinión espera con ansiedad, la hora de saber la probidad de quienes han tenido los hilos del poder en EPM, de saber si nuestros empresarios metieron las patas y también las manos en la empresa, desde su junta directiva y si sus gerentes fueron fieles al referente de su “gerente emérito” Diego Calle Restrepo o solo títeres de los alcaldes de turno.  Todas estas incertidumbres han generado un inmenso rechazo y el peligro de un estallido social en Medellín cuyos habitantes, los dueños de EPM, aún sufren las carencias de servicios, mientras los recursos van a las salas de juntas y a los contratistas en el nivel internacional.  

Ahora serán de rigor las investigaciones de organismos técnicos, de especialistas en todas las temáticas, de las veedurías, las aseguradoras, los organismos de justicia, investigación y control, de las entidades académicas y de las empresas, sobre EPM y lo ocurrido en Hidro Ituango, con muchos interrogantes para responder con claridad, en busca de la verdad y sin ánimo de ocultarla, pues las consecuencias serían muy graves para la ciudad.  Hay muchas preguntas sin respuestas precisas. Caiga quien caiga, es la hora de la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad en este confuso momento de la historia de Antioquia. 

El insuceso de EPM no debe ser motivo para estigmatizar a Antioquia, sino para hacer una auditoría completa a esta empresa y establecer si se desvió de su objeto social, del ADN que la caracteriza, el motivo por el cual fue creada, cuánto hace que esas desviaciones ocurrieron y si vienen causando detrimento patrimonial al capital de los medellinenses. 

Los emprendimientos en el exterior han sido criticados como una desviación del objeto social de EPM, como presiones de algunos “notables” para embarcar a la empresa en tales negocios con pérdidas de recursos cuantiosos que debieran estar al servicio de Antioquia y Medellín. Este es otro asunto que merece investigación especial y establecer con certidumbre si fueron inversiones convenientes, si fueron debidamente aprobadas, antes de emitir juicios de valor. 

Hay que investigar a EPM de Hidro Ituango hacia atrás y vigilarla hacia adelante para que este alcalde salve a EPM y a la mega obra.  Sus palabras de que la verdad es la única que nos permite reorientar a la empresa y salvarla porque “iba a la bancarrota”, son un mensaje positivo y el alcalde no debe caer en la trampa de los debates insulsos.   La política vendrá después y cada cual exhibirá su balance, en lo cual Daniel tiene ventajas si no se deja llevar de la megalomanía y con prudencia y moderación, nos devuelva lo perdido hace años, el orgullo paisa por nuestros alcaldes.