Por Eduardo Aristizábal Peláez (foto)
En columnas anteriores habíamos exteriorizado nuestra satisfacción por el progreso vertiginoso de los canales de comunicación en los últimos años y la fascinante comodidad para utilizarlos, facilitando la actividad personal y profesional de cualquier persona; y en el periodismo si que ayuda a agilizar nuestra actividad y me atrevo a decir, a reducir los costos.
El progreso, la técnica moderna, bien utilizados son un verdadero aporte al progreso del mundo y de la sociedad, pero mal utilizados se convierten en armas peligrosas y predilectas de las personas de mala fe, que las utilizan para satisfacer sus torvos propósitos.
No faltan tampoco aquellas personas irresponsables que no saben o no les gusta medir la responsabilidad que se debe tener con unos canales universales de fácil acceso para todo el mundo, empezando por los niños y se dedican a escribir sandeces o vulgaridades, sin ninguna seguridad en sus mensajes. (Lea la columna).
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