26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

«El que no sabe para donde va, nunca va a llegar»

Carlos Mario Restrepo

Por Carlos Mario Restrepo 

Con el mejor ánimo constructivo y afecto que guardo por el Atlético Nacional presento algunas inquietudes que me asisten y me preocupan sobre la institucionalidad del club, más allá del equipo de fútbol y de los meros resultados de los partidos. 

Empresa que se respete debe tener como mínimo un plan estratégico a nivel corporativo y para cada uno de los departamentos y cargos con que cuente la compañía. 

Es indispensable tener objetivos claros acompañados de planes estratégicos que sean susceptibles de mediciones en su desarrollo, para poder ir haciendo los ajustes pertinentes, o lo que llaman acciones de mejora. 

Lo que no es susceptible de medición se vuelve gaseoso. Si no hay metas o compromisos revisables y medibles dentro de la mayor formalidad, lo demás es pura milonga. 

Es indispensable que estas reuniones de seguimiento se realicen dentro del mayor formalismo y compromiso posible, incluyendo a todos los actores sin excepción para que se pueda alcanzar el objetivo común. 

El que no conoce sus errores del pasado corre el riesgo de repetirlos. 

Me sorprende, por decir lo menos, leyendo el reportaje que le hacen al profesor Francisco Maturana como «Director de Desarrollo», en el diario El Colombiano (miércoles 5 de enero de 2022), en el cual manifiesta con toda claridad que luego de seis meses no conoce sus funciones y que está esperando que sea llamado por el presidente del club Emilio Gutiérrez para definir su futuro papel en el rey de copas. 

«Yo solamente estoy ahí escuchando y a veces me meto a internet para saber lo que se dice», manifestó Maturana. 

Pero mi sorpresa es aún mayor leyendo el reportaje que le hace el mismo diario El Colombiano (este jueves 6 de enero 2022) al presidente del club Emilio Gutiérrez. 

Le precisa el periodista lo que dijo Pacho Maturana en su entrevista con El Colombiano. 

«Maturana tiene pendiente una reunión con usted para conocer las funciones que tendrá en el proceso que se avecina y de acuerdo con eso seguirá o 

no». 

Responde el presidente Emilio Gutiérrez: «Con Pacho hablo y nos reunimos cada día, así es que no necesitamos reuniones específicas». 

Con todo respeto con el presidente de Nacional, Emilio Gutiérrez, esta respuesta no está a la altura de su cargo ni de la institución. 

Deja a las claras con esta respuesta que la informalidad en Nacional es rampante. En otras palabras, la informalidad hace parte de la cultura de la institución, lo cual me resulta demasiado preocupante. 

Me resisto a creer que los equipos de fútbol y las instituciones del Viejo Continente, por las cuales han tenido la oportunidad de pasar tanto el presidente Emilio Gutiérrez como el Director de Desarrollo el profesor Francisco Maturana, se manejen dentro de esa informalidad y bacanería. No me imagino esta estructura tan gaseosa en el Manchester City, por ejemplo, club en el cual se dice que trabajó Emilio Gutiérrez. 

O sea que seguimos en las mismas, con la brújula embolatada.