4 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El puente de Occidente, está quebrado… ¿Cómo lo curaremos? 

Gloria Montoya

@GobAntioquia @anibalgaviria 

Por Gloria Montoya Mejía (foto) 

Directora Ejecutiva 

Fundación Hijos de La Montaña 

Octubre 7 del 2022, me dirigía de la histórica ciudad de Antioquia hacia el municipio de Olaya, llevaba bajo mi brazo una carpeta con un proyecto para un evento turístico que debía exponer, cuando llegué al hermoso puente de occidente, un encargado me detuvo. 

– Señora, el puente está cerrado. 

– ¿Por qué?, ¿qué le ha pasado? 

-Necesita mantenimiento, pero aún no se le ha dado. 

-Igual piensan hacer otro puente, más moderno y más seguro. 

Que bien, pensé por un instante, mientras entendía el riesgo de que un puente nuevo se volviera prioridad antes de darle mantenimiento a una infraestructura de patrimonio histórico.  

Me quedé ahí, disfrutando del paisaje que deja el rio Cauca a su paso, mirando ese diseño tan particular con sus cuatro torres piramidales, que han pasado la prueba del tiempo, rígidas como un soldado que sabe que la vida de sus pobladores está en sus manos. 

¿Cuál es la historia que está tras este antiguo puente? ¿Porque valdría la pena recuperarlo físicamente, pero sobre todo históricamente?   

Corría el año de 1881, cuando el magnífico gobernador de Antioquia, General Marceliano Vélez, apoyado en la Ley 30 recién aprobada, concedió el privilegio y los recursos para construir un puente colgante sobre el río Cauca, en el paso de las Piedras. 

Así fue que, en un día del año 1895, después de ocho años de intenso trabajo, Antioquia contó entre su naciente infraestructura con el majestuoso Puente de Occidente, que tendió sus listones y sus pérgolas de madera para conectar y disminuir el trayecto que había de recorrerse entre la ciudad de Antioquia con el municipio de Olaya, puerta del Occidente Antioqueño  

En Colombia pocas infraestructuras han tenido tanto impacto sobre el desarrollo de un territorio como el Puente de Occidente, una obra de ingeniería que en su momento fue clasificada la más grande e importante de Suramérica y la séptima del mundo. 

Este puente colgante, ubicado a solo 79 kilómetros de Medellín, cuenta con una longitud de 291 metros, está fabricado con nobles materiales como la madera, hierro y acero, su creación fue obra del Ingeniero José María Villa, oriundo de Sopetrán, e ingeniero auxiliar en la construcción del famosísimo puente de Brooklyn.  

El impulso de su construcción estuvo abanderado por el rápido crecimiento de la industria cafetera, tuvo un costo de, $171.300 pesos de la época, que increíblemente fue asumido por el Departamento y los particulares quienes no solo conocían la necesidad de su construcción, sino que se sentían protagonistas del progreso y responsables conjuntos con el estado para lograrlo. El puente de Occidente llegó a ser el símbolo de la ingeniería colombiana por casi cinco décadas. 

En 1978 fue declarado Monumento Nacional de Colombia, lo cual es muestra de la importancia que puede significar para el país. 

En este nuevo siglo, donde el turismo parece ser un renglón económico para el cual nos disponemos como economía y como sociedad, sin duda el Puente de Occidente puede ser uno de los atractivos históricos de mayor peso para el visitante del mundo que llega a la capital, incluso para el viajero interno, pero requiere de inversión, de mantenimiento, de programas de comunicación y estrategias comerciales y culturales que converjan en él.

¿De quién es la responsabilidad de mantener esta joya histórica? A quién podemos recurrir los Antioqueños, para cantar y no llorar:  

“El puente está quebrado pronto lo curaremos 

Poniéndole cuidado 

Cambiando sus maderos 

Que pase el presidente, que pase el militar 

Y todos en Colombia 

Lo puedan disfrutar…”