26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El poder de la palabra: Más vida, mejores oportunidades

Luis Fernando Suarez

Por Luis Fernando Suárez Vélez  

Secretario de Derechos Humanos  

Una decena de emergencias reportadas durante el fin de semana en Antioquia por asuntos relacionados con la temporada de lluvias, producto de las cuales murió una persona y otra quedó herida en La Ceja, nos llevan a pensar una vez más en qué no hicimos a tiempo para evitar que la tragedia ocurriera. Las lluvias, las tormentas eléctricas probablemente no fueran evitables, pero sus consecuencias nefastas sí, con una serie de comportamientos y decisiones que no hemos asumido como sociedad. 

En eso ha venido insistiendo el Gobernador Aníbal Gaviria, en un llamado a los líderes mundiales para que no ahorremos esfuerzos en la protección de la vida. Se los dijo a los líderes con los que se reunió en los eventos de ciudades y gobiernos regionales en Barcelona, y se lo explicó al Secretario General de Naciones Unidas en Apartadó: la mejor manera de proteger la vida con equidad, es aumentar la esperanza de vida en todo el mundo, por encima de los 90 años. 

No se trata de un número puesto al azar, hoy la expectativa de vida global es de 73 años, pero hay países como Singapur, Suiza o Japón que tienen datos cercanos a los 90 años, mientras que en otros como Nigeria, Lesoto o Sierra Leona están por debajo de los 53 años. Una brecha superable que como ha dicho el Gobernador refleja la mayor inequidad posible, porque se traduce en falta de oportunidades y de cuidado del bien más preciado, la vida. Si se puede en algunos países, debe ser posible en todo el mundo. 

Y el Gobernador lo ha dicho en los escenarios internacionales porque entiende que requiere acuerdos universales. Así se fijaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible y se fijó la meta de Carbono Cero, para poner solo dos ejemplos significativos. Una vez más, si eso fue posible debe ser viable un acuerdo para erradicar el hambre del planeta, lo mismo que la malnutrición, acabar la pobreza extrema, reducir la tasa mundial de mortalidad materna, garantizar el acceso global al agua potable, controlar las epidemias y las enfermedades que atacan especialmente a los niños de los países pobres. Tenemos que lograr acuerdos globales para aumentar el cuidado del planeta y reducir los riesgos ambientales, tenemos que controlar las adicciones y las diversas formas de violencia. Aumentar universalmente las oportunidades, para aumentar por parejo la esperanza de vida. 

Qué bonita y precisa expresión: esperanza de vida. No vale la pena lograr que la gente viva más años si no podemos garantizar que serán vidas mejores, con más oportunidades, con mayor bienestar y más felicidad. Eso implica un acuerdo real sobre los esfuerzos que hay que hacer para eliminar las amenazas a la vida y a la salud que son evitables. Revertir los datos absurdos de muerte infantil y juvenil, producto de enfermedades tratables, accidentes evitables o adicciones prevenibles. Seguro implicará un esfuerzo adicional en temas de salud mental como tanto hemos insistido en este espacio, para reducir también el fenómeno creciente del suicidio adolescente, sobre todo en los países del tercer mundo. 

La propuesta de Aníbal Gaviria se reduce a una expresión simple: Vida90Más, pero entraña conceptos complejos y decisiones articuladas que implican muchos liderazgos y compromisos universales. No será fácil de materializar seguramente, pero es coherente con sus postulados éticos y políticos de siempre, los mismos que han unido nuestros caminos y que nos mantienen como equipo. Que sea difícil no es invitación a renunciar, sino todo lo contrario, impulso para insistir y persistir, para explicar, para gestionar y convencer. Se trata, como ya dije, de un asunto de equidad planetaria y no hay argumento en contra capaz de sustentarse. 

Hace apenas unas horas decía en Jardín, al agradecer un emotivo homenaje del Concejo local: servirle a Antioquia es un gran honor. Nos compromete a devolverles la esperanza a las personas y a esforzarnos por mejorar sus condiciones de vida. Vivimos tal vez una de las épocas más complejas de la historia, de esas que marcan diferencias y cambios sustanciales. Ese es el valor que tiene la propuesta de Aníbal Gaviria, el de ver más allá del problema presente y leerlo en clave de oportunidad, el de saber que lo que es bueno para unos debería ser posible para todos, por eso desde su esencia como líder de un territorio, piensa en el bienestar global, porque sabe que las fronteras son imaginarias y el mundo puede ser un mejor lugar para todos. Sin duda, con gobernantes como él, hay esperanza.