5 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El Jodario: Los $4 @eljodario

 

Por Gustavo Alvarez Gardeazábal (foto)

Aun cuando un par de constitucionalistas consultados me aseguran que lo decretado por ley en el controvertido Plan de Desarrollo no tiene vigencia inmediata mientras no medie un decreto reglamentario de la ley, hay algunos ávidos congresistas costeños que afirman que desde ayer mismo las facturas de electricidad de todo el país deben cobrar para los estratos 4, 5 y 6, más las industriales y comerciales, la suma de $ 4 por kilovatio para subsanar la milmillonaria deuda que ha dejado Electricaribe. La historia de esta puñalada tributaria que nos han metido a los colombianos aunque es conocida, pero no condenada ni mucho menos puesta en la piqueta pública, vale la pena ser recordada para que quienes lean esta columna o la oigan en el podcast sepan muy bien cómo pagamos  y alcahueteamos una sinvergüenzada que no inmuta ni a quienes la cometieron ni a quienes la vieron cometer y no hicieron nada.
Electricaribe era una empresa entregada en concesión a una firma española que nunca la supo administrar bien. No fue capaz de coger el toro por los cachos. Es decir, no montó una  aparataje efectivo  contra el doble desangre que los costeños se acostumbraron a realizar: 1. El de hacer conexiones de contrabando no solo en el barrio Mandela sino en edificios de estrato alto 2. El de patrocinar con la mirada gacha la cultura del no pago, que la inducían desde entidades públicas hasta barrios enteros que armaban alboroto y crisis de orden público cuando les iban a cortar el servicio. Pero fue tan mal administrada por los españoles, alegando que los ingresos no compensaban los gastos, que el servicio se volvió deficiente. Hoy día, cuando comienzan  a cobrarnos los $4 por kilovatio, hay un racionamiento camuflado en muchas zonas de la Costa y una rabiecita nacional por tener que pagarle a los costeños su desidia.

EUCALIPTOS Y AGUACATES

Quienes han vivido cerca de sembrados de pino que cosecha Smurfit Kappa (antes Cartón Colombia) saben muy bien que la superficie de la tierra que rodea cada árbol construye un bosque de soledades. Ni pájaros ni ninguna otra especie vegetal. Y quien ha visto crecer eucaliptos sabe, por experiencia y científicamente, que son árboles importados de Australia que secan cualquier pantano. Tienen una infinita capacidad de chuparse el agua de la tierra. Ahora hay alboroto porque los chilenos han demostrado que la siembra masiva de aguacate hass requiere gran cantidad de agua y como debe sembrarse entre los 1.700 y los 2.200 metros, que es por donde pasan primero las fuentes de agua, en más de un pueblo han puesto el grito en el cielo.
En el Valle del Cauca, donde el medio ambiente lo maneja la CVC, cuya junta directiva la preside la gobernadora Dilliam, se han acumulado los tres casos. El de los eucaliptos porque Smurfit pretende sembrar todos los alrededores de la cuenca de la laguna Cantarrana y de los afluentes del rio Cuancua en los municipios de Riofrio y Trujillo, de donde se sirve el acueducto para 30 mil habitantes de la primera de esa poblaciones y paralelamente los acueductos de las veredas Cascajal y Madrigal. El de los pinos porque ha crecido la afectación en el corregimiento de Fenicia arrebatándoles cada vez más agua. Y ahora se prenden las alarmas en Versalles, más hacia el norte, porque van a sembrar aguacate en las laderas de los afluentes que permiten tomar el agua para el acueducto de esa población y los árboles tienen que utilizar buena parte del líquido, si no toda.
Como los cuentos chimbos de apoyo a la comunidad que echan los de Smurfit Kappa y la CVC son igualiticos y como a la multinacional no la para ni la protesta de los concejos municipales ni los memoriales a la Procuraduría Ambiental, a la gobernadora se le va a crecer el volcán en año electoral.
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