La acusación que ha presentado la Fiscalía General de la Nación ante la Corte Suprema para que proceda al juicio contra el gobernador de Nariño, Camilo Romero, pone a pensar a más de uno.
El hecho de que haya sido este aguerrido pastuso quien se hubiera enfrentado tanto a Santos como a Duque, como a los gringos, sobre la política adoptada con el glifosato y los cultivos de coca en la costa nariñense, genera la primera duda sobre el verdadero objetivo de esta acusación formal. Probablemente si él se hubiese convertido en un aliado de los Estados Unidos en su manera de enfrentar el problema de la droga y no se hubiese opuesto a que 50 mil familias que cuidan, cultivan o procesan la mata maldita fuesen obligadas a quedarse sin su sustento, los investigadores del contrato de la maquila de los licores de Nariño lo habrían pasado desapercibido.
Pero como además Camilo Romero se estaba proyectando, de manera vertiginosa, como el líder que la centro izquierda no ha podido como encontrar para que aúne fuerzas de los extremos del rectángulo mamerto con las de los progresistas, el proceso que se le abre en la Corte hace cavilar sobre el interés en atajarlo para que esa opción se pierda y a regañadientes tengan que voltear a mirar al cada vez más antipático y requemado Petro.
Por supuesto ni es la primera oportunidad que se usa la justicia para limpiar el panorama político, ni será la última. Mientras se siga creyendo que el papel de la Corte es el de la máxima Inspección Nacional de Policía, siempre la seguirán usando para sus fines matreros.
APAGON
Por distintas fuentes se escucha lo mismo: que va a ser necesario un racionamiento eléctrico en la costa Caribe. La manera como se ha dejado crecer la desidia que los españoles sembraron en Electricaribe cuando era de su propiedad. La falta de decisión de la Casa de Nariño frente al futuro de la empresa dejando crecer al máximo las falencias de inversión que le están ocasionado cada vez más problemas en el servicio. Pero, sobre todo, el desdén inmarcesible que la ministra de Minas y Energía ha contagiado a la dirigencia costeña frente a Electricaribe, llevan a concluir que efectivamente, habrá racionamiento oficial en muy poco tiempo.
Las razones técnicas, dicen los que saben, son elementales. No ha existido reposición de redes ni de equipos de enlace en varios años y muchos sectores de la llanura caribeña se han ido convirtiendo en deficitarios del fluido eléctrico para poder favorecer a las cuatro grandes ciudades de la zona. Las que expresa el sentido común, es que estamos a punto de repetir lo que en otras épocas ya se ha vivido. Llega fin de año con las oleadas de los visitantes del interior, se encienden las bombillas y los aires acondicionados de miles y miles de apartamentos, hoteles y restaurantes en los epicentros turísticos y el apagón se viene.
Eso lo vivimos quienes tenemos segunda residencia en Cartagena. Por años, el 27 de diciembre, hacia las 7 de la noche, el fluido eléctrico se venía abajo y la ciudad quedaba a oscuras. Los trabajos realizados hace cuatro años con las interconecciones y redes debidas nos salvaron de esa fiebre oscura de cada diciembre. Ahora, aseguran los que conocen, que el fenómeno se repetirá como racionamiento oficial y se propagará en muchos más lugares costeños. Mientras tanto, el que sabemos se rasca el ombligo en su apartamento bogotano porque dicen que dizque ni siquiera se ha pasado a vivir a la casa privada del Palacio de Nariño.
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