25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El ingeniero Alfonso Sánchez Cadavid

Jose Hilario Lopez

Por José Hilario López

Mi inmensa gratitud y admiración al ingeniero y amigo Alfonso Sánchez Cadavid, que acaba de dejarnos para habitar el mundo de las sombras, mi compañero de la promoción de egresados de la Facultad Nacional de Minas en el año de 1964. 

Alfonso inició su brillante carrera profesional en Integral Ltda. como ingeniero de diseño del Proyecto Hidroeléctrico de Guatapé, de donde pasó a ser jefe de la Unidad de Infraestructura del Departamento Nacional de Planeación-DNP. Llegué a trabajar en Integral Ltda. en el año de 1971, porque Alfonso, le dijo a su jefe y director del DNP, Edgar Gutiérrez Castro, que yo era el ingeniero geólogo que le podría servir a Integral para hacer los estudios geológicos y geotécnicos que requería el proyectado Desarrollo del Potencial Hidroeléctrico del Cauca Medio. Efectivamente, Edgar Gutiérrez, quien, por ese entonces, no me conocía, llamó al doctor José Tejada Sáenz, el gerente de Integral, hecho que cambió mi vida, para lo mejor. 

A mediados de la década del 70, después de que Alfonso había obtenido su maestría en Economía de Recursos Naturales en la Universidad de Michigan-USA y pasado por el Banco Mundial como jefe de la División de Agua Potable para América Latina, regreso al país a ocupar la gerencia técnica de EPM y, más tarde, llegó a la gerencia administrativa del Consorcio ICA-Grandicon, la empresa encargada de la construcción de las obras de la Central Hidroeléctrica de San Carlos.  En 1981 Alfonso regresó al Banco Mundial en USA a continuar con su brillante carrera profesional, donde ocupó los cargos de jefe de la División de Energía, jefe de la Oficina de Contratación y Ombudsman, este último cargo una especie de defensor de todos los pueblos del mundo, alta posición a la que llegó en el año de 2001 mediante un riguroso proceso de selección y que ejerció por tres años, hasta alcanzar su edad de retiro en el 2004.  

Después de pensionarse en el Banco Mundial, Alfonso se graduó como árbitro en la Universidad de Reading de Inglaterra, y siguió asesorando a entidades internacionales y gobiernos en problemas relacionados con la contratación de grandes proyectos de infraestructura y con la resolución de conflictos contractuales. Todo esto sin dejar de pensar en la suerte de su querida Colombia.  

Durante las dos últimas décadas, parcialmente retirado de mi actividad profesional, empecé a divulgar mis escritos relacionados con los problemas de la infraestructura y la necesidad de un mejor aprovechamiento de nuestros recursos naturales. Antes de publicar mis documentos, consultaba los textos con Alfonso, de quien recibía las mas sabias sugerencias y comentarios. Mi cercanía con Alfonso se fortaleció aún más, cuando hace unos tres años me invitó a participar en la reunión semanal que, desde la ciudad de Washington, su lugar de residencia por muchos años, sostenía, de manera virtual, con algunos de nuestros compañeros de la promoción de egresados de la Facultad Nacional de Minas en el año de 1964- Minas 64, tertulia donde, bajo su coordinación y orientación, analizamos variados problemas de la actualidad nacional e internacional. Entre los varios temas que estudiamos en aquella tertulia, cabe mencionar los siguientes: Las causas de la vergonzosa desigualdad en nuestro país, sus conflictos socio-políticos asociados y propuestas para su mitigación, las reformas tributarias del presente cuatrienio, la reforma pensional, las talanqueras a las exportaciones colombianas, la contingencia de Hidroituango y las propuestas del actual alcalde de Medellín para reformar el objeto social de EPM, así como las demandas entabladas por esta misma empresa  contra sus subcontratistas encargados de los diseños, interventoría y construcción de las obras del megaproyecto, a lo cual se sumó el reciente fallo, en primera instancia, de responsabilidad fiscal de la Contraloría General de la Nación contra los citados subcontratistas de EPM y varios de  los funcionarios que participaron en la estructuración  de Hidroituango. Algunos de estos temas, Alfonso los recopiló y publicó como columnas de opinión en el Periódico El Tiempo.  

Alfonso, además de su destacada trayectoria profesional, fue un generoso y gran amigo, así como un amoroso padre y abuelo; como auténtico paisa, gozaba con nuestra música, en especial con los pasillos y bambucos montañeros y con “el aguardientico de mi dios”. Recuerdo algunas de nuestras esporádicas visitas a finales de la década de los 60 al café El Automático de Bogotá, propiedad de su tío Enrique Sánchez, donde se reunía la crema de la bohemia intelectual bogotana de la época, que nos posibilitaba, sólo por una generosa concesión de Enrique a su sobrino, escuchar, a menos de cinco metros de distancia, lo que se conversaba en la mesa contigua donde del gran León de Greiff oficiaba como batuta mayor. 

Alfonso Sánchez: Un hombre bueno, sabio, prudente y con un sólido y bien estructurado talante socialdemócrata, de quien tanto aprendimos, viajó a la ultratumba, donde si hay un espacio para los justos ya lo debe haber estar ocupando nuestro entrañable amigo y colega. Mis condolencias a su distinguida esposa Aura, extensivas a sus hijos y nietos, así como a sus numerosos amigos. 

Alfonso falleció el pasado 27 de octubre en Rockville, Maryland (USA).