26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El derrumbe de Escobar

 

La Alcaldía de Medellín demuele el edificio Mónaco, construido por el capo colombiano, como parte de un relato que contrarreste los narco-tours

Por Catalina Lobo-Guerrero

El País de Madrid.

Marta Zuloaga quería recuperar los balones de fútbol de sus nietos. Los mellizos, de siete años, pateaban con más fuerza que tino y varios habían terminado del otro lado del muro, entre la maleza del edificio Mónaco, en Medellín, que había construido Pablo Escobar. Los nietos ignoraban lo que ese nombre significaba para su abuela y otros vecinos, pero sí sabían que el edificio de «unos malos» desaparecería este viernes 22 de febrero.

El Mónaco había sido construido en 1986 sobre los 8.000 metros cuadrados que ocupaban dos mansiones contiguas, que Escobar había comprado en un sector residencial exclusivo de la ciudad, a pocos metros del club Campestre, donde a él le habían negado la entrada. En cinco meses había demolido las casas y erigido su torre cuadrada de ocho pisos color marfil, con bóveda, cuarto de pánico, varias piscinas y jacuzzis. El lujoso pent-house de 1.600 metros cuadrados, decorado con pinturas de Botero, Grau y Obregón, donde Escobar vivía con su esposa y sus dos hijos, le había dañado la vista a los socios del club. (Vea el informe).