6 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El Congreso ha sido una “guardería” de históricas “mascotas”… 

La congresista animalista Andrea Padilla, de la Alianza Verde, ha promovido siempre la iniciativa de convertir el Congreso amigable con los animales. 

Resulta que este 20 de septiembre el presidente del Senado, Roy Barreras, llevó a “Covid”, su perro, al que bautizó así por haberlo rescatado durante la pandemia. Lo hizo para decirles al resto de los senadores que a partir de esta semana todos podrían llevar a sus mascotas. 

“La dirección administrativa ha hecho lo necesario para tener aquí las condiciones de aseo, de vacuna y de prevención. Como ocurre en casi todos los aeropuertos del primer mundo y los centros comerciales. En este Congreso, amiguitos como “Covid”, seres sintientes, tendrán un espacio”, afirmó entonces Roy Barreras. 

Por eso el senador Alirio Barrera sorprendió a todo el mundo al llegar con “Pasaporte”, un caballo blanco que él considera como su mascota. 

Barrera paseó al equino por todo el centro de Bogotá, la Plaza de Bolívar y los alrededores del Capitolio Nacional para mostrar que es su mascota. 

Sin embargo, “Pasaporte” y “Covid” no son las primeras mascotas en llegar al Congreso de la República. 

Los primeros fueron los micos, o los monos, de los cuales se estima que hay en el mundo unas 260 especies. Los que más se mantienen en el Congreso son los orangutanes, que los honorables padres de la patria los mantienen colgados de los proyectos de ley y los engordan en las leyes que salen aprobadas. 

Hay otras mascotas de enorme tamaño, como el elefante, de inolvidable presencia en el Congreso. Esta mascota que aún no ha entrado en proceso de extinción en la política nacional, nació en el Congreso en el Gobierno del presidente Ernesto Samper (1994-1998) en el histórico proceso 8.000, denominado así por la financiación de la mafia a los políticos de la época, comenzando por la campaña presidencial. Medio centenar de congresistas pagaron cárcel. Pero al elefante nadie lo vio, aunque siempre estuvo y se mantiene, porque hay capos de cuello blanco y de corbata en el Congreso… 

Otra mascota, tan tradicional como histórica, es la rata, que pertenece al grupo de los roedores, pequeños mamíferos con dientes frontales en continuo crecimiento para morder o roer, que generalmente en el Congreso se alimentan del queso del presupuesto, el cual sale de la plata de los sufridos colombianos, quienes sacrifican su alimentación y calidad de vida para pagarle impuestos al Estado. 

La última rata conocida es el senador liberal Mario Castaño, a quien la Corte Suprema está a punto de dictarle sentencia por todos los delitos posibles de corrupción. Mejor dicho, por pretender comerse todo el queso de los dineros de los colombianos, con sus afilados dientes. 

También en el Congreso siempre ha convivido entre muebles y pasillos la culebra. Se define a la serpiente como un ser inteligente y malhechor, muchas veces enemiga del hombre. Encarna generalmente una doble vertiente, el bien y el mal, aunque también se le identifica con el poder, apoyado en la astucia y la venganza. 

Y ahora acaba de ingresar a la “guardería” del Congreso, el caballo, montado por el senador Alirio Barrera. 

Es la nueva mascota del Congreso de la República. El caballo es símbolo de libertad, resistencia, majestuosidad, espíritu, determinación y coraje. Los caballos son criaturas conocidas por esforzarse y no se rinden fácilmente.  

Como ven la “guardería de mascotas” del Congreso siempre ha existido, incluso mucho antes de que el actual presidente del Senado, Roy Barreras, autorizara el ingreso de algunas de ellas. 

¿Roy Barreras no habrá conocido a muchas de estas mascotas?