- Por Enrique E. Batista J., Ph. D.
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Bien se ha resaltado que estamos en un mundo económica, política y culturalmente regido por la capacidad de crear e innovar. La economía y la vigencia geopolítica de las naciones dependen en buena parte de sus desarrollos creativos en ciencias y tecnologías.
Los países de América Latina y el Caribe muestran en competitividad un rezago considerable no solamente frente a países de alto desarrollo, sino de otros como Vietnam y Filipinas, por el hecho bien reconocido de que la inversión en investigación y desarrollo y en el mejoramiento de la calidad de la educaciónno han sido una prioridad. La educación ha estado recorrida por la pedagogía tradicional, lejos de las metas de crear e innovar, con escuelas, colegios y universidades mal dotadas, con severos atrasos en los medios, recursos y herramientas para la enseñanza y el aprendizaje adecuados a las necesidades actuales. Son instituciones con muy pocas experiencias innovadoras, en un contexto en donde la innovación con frecuencia es obstaculizada por los requisitos de papeleo que a nadie sirven, excepto a la burocracia que los formula.
En el mundo se construyen cada año índices de innovación y de competitividad. Uno de ellos es el «International Innovation Index» (https://rb.gy/gmxalo), el cual para 2020 analizó a 131 países con diversos niveles de desarrollo económico. Ese índice tiene dos componentes agrupados en Insumos y Productos. En Insumos tiene los componentes de Instituciones, Capital humano e investigación, Infraestructura, Sofisticación del mercado y Sofisticación en los negocios; mientras que los Productos tiene los componentes de Conocimiento y tecnología, y Producción creativa.
El primer país en ese índice de innovación fue Suiza, seguida por Suecia, los Estados Unidos, el Reino Unido y los Países Bajos. En América Latina los puestos fueron así: Chile (54), México (55), Costa Rica (56), Brasil (62), Colombia (68), Uruguay (69), Perú (76), Argentina (80), República Dominicana (90) y Ecuador (99).
La Organización Mundial de Propiedad Intelectual (https://rb.gy/uif1js) presenta estadísticas que indican que de 14.9 millones de patentes vigentes en el mundo en 2019 se distribuyen entre algunos países así: 3.1 millones de los Estados Unidos, 2.7 de China y 2.1 de Japón. En cuanto a los 58.2 millones de marcas registradas, también en millones, el panorama era así: China, 25.2, Estados Unidos, 2.8 y Japón 1.9.; o sea, que entre los tres explicaban más del 50% de ellas.
En 2019 en lo que se refiere a solicitudes de patentes, marcas registradas y diseños industriales se puede observar en la siguiente Tabla que en esos tres campos sobresalen por mucho cuatro países: China, Estados Unidos, Japón y Corea. En Europa Alemania, en Asia está también la India (con mayores cifras que Canadá y Rusia) y en América Latina Brasil y México. Una comparación del número de patentes solicitadas en 2019 por los países latinoamericanos mostrados en la Tabla permite observar que sus cifras de conjunto equivalen sólo al 3.8% de las de China y al 8.5% de los Estados Unidos. Los países Perú, Colombia, Chile y Argentina cada uno por separado representa apenas una fracción menor al 1% de las de China (en su orden de 0.09, 0.15, 0.23 y 0.26%). O sea, hay mucha brecha para cubrir con innovación y creatividad en un mundo altamente competitivo.
Patentes, Marcas Registradas y Diseños Industriales en 2019 para Algunos Países
PAÍS | PATENTES | MARCAS REGISTRADAS | DISEÑOS INDUSTRIALES |
China | 1.400.661 | 783.308 | 711.617 |
Estados Unidos | 621.453 | 672.681 | 49.848 |
Japón | 307.969 | 546.244 | 32.176 |
Corea | 218.975 | 284.072 | 69.360 |
Alemania | 67.434 | 235.928 | 44.097 |
Oficinas Europeas | 181.479 | 407.712 | 113.319 |
India | 53.627 | 367.764 | 13.723 |
Canadá | 36.488 | 193.670 | 7.538 |
Rusia | 35.511 | 306.976 | 10.928 |
Brasil | 25.396 | 250.022 | 116 |
México | 15.941 | 160.194 | 3.726 |
Argentina | 3.702 | 64.385 | 2.049 |
Chile | 3.237 | 46.947 | 528 |
Colombia | 2.157 | 47.996 | 668 |
Perú | 1.259 | 42.058 | 382 |
Costa Rica | 499 | 15.823 | 73 |
Ecuador | 437 | 19.350 | 154 |
Rep. Dominicana | 243 | 13.509 | 40 |
Cuba | 115 | 7.958 | 24 |
Fuente: Organización Mundial de Propiedad Intelectual (https://rb.gy/uif1js).
La aspiración no tiene que ser mejorar en los índices de innovación y competitividad, sino en la satisfacción de las necesidades básicas de toda la población y en la calidad de los procesos formativos en la educación en todos sus niveles. Para ello, es preciso dar curso a la disrupción educativa y pedagógica que permita introducir modelos educativos (en plural) y estrategias pedagógicas que permitan formar personas íntegras en las más valiosas dimensiones humanas (con sus componentes sociales, culturales, ciudadanos y éticos), capaces de crear e innovar.
Se abre la puerta a la innovación en los procesos formativos escolares en todos los niveles. Como existirá la tentación burocrática de limitar los necesarios y trasformadores cambios, es importante recalcar que la innovación no se logra con decretos, sino con el trabajo decidido del conjunto de la sociedad, de sus organizaciones civiles, de los sectores productivos, maestros y directivos escolares y de los gobiernos para que con efectividad comprobable se pueda transformar la educación con acciones, propuestas, programas y proyectos trasformadores de los vetustos y nada productivos procesos vigentes de formación escolar y ciudadana. Es preciso abandonar los discursos llenos de retórica que los gobiernos pregonan de oportunidad de modo que pueda ser viable el avance hacia la innovación científica, tecnológica, cultural y social, avance que facilite el pensamiento e inteligencia creativos y permita alcanzar el bienestar, progreso de todos y mejorados niveles de competitividad.
Desde el punto de vista escolar el fomento a la creatividad tiene la ventaja de que en ella concurren variados campos del conocimiento, es multidisciplinaria, ayuda a la formación en las habilidades de pensamiento más avanzadas como la de solución de problemas complejos, liderazgo, trabajo colaborativo, motivación orientada al logro, refuerzo y mejoramiento de la autoestima, entre otros logros destacables.
En el ámbito de las organizaciones públicas y privadas, el talento humano formado para la creación y la innovación permite mejorar la interacción productiva y el trabajo colaborativo, incrementar la motivación, alcanzar mayor satisfacción laboral y mejorar la productividad. El futuro de nuestros sectores productivos dependerá del talento humano calificado para esos menesteres, de una educación transformadora orientada a promover los niveles más altos de logros apoyados en la inteligencia creadora e innovadora (y no en la reproductora), con maestros innovadores, modelos educativos disruptivos, alumnos creativos y éticos, escuelas enriquecidas con ambientes y estrategias de aprendizaje también disruptivas, y con la consolidación de escuelas vivientes («living schools») en ciudades innovadoras y amigables.
Hay algún camino ya recorrido en el mundo, con innovaciones como: AulasSTEM, «makerspaces» (ambientes escolares para la creación), «hubs» de aprendizaje y una variedad amplia de estrategias formativas para un aprendizaje creador, activo, situado y adaptativo.
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