Pensar y sentir como el artista o el literato, como el científico o la mente inquisidora y creativa del alumno, como el maestro que innova para enseñar, como quien diseña productos nuevos y como el artesano, Pero también pensar y sentir como el ser humano que sufre o es excluido, todo ello es un camino para aprender a encontrar soluciones novedosas y oportunas frente a necesidades y problemas de la vida real. Se trata de “aprender a pensar y sentir como”, pero con la libertad para intervenir, crear, adicionar, innovar y transformar realidades y escenarios. Es un modelo para la solución creativa de problemas y una estrategia pedagógica que en los contextos educativos apunta a la formación de alumnos en todos los campos de las ciencias incluidas las sociales y las humanidades, alumnos que desarrollen pensamiento divergentes, creativos e innovadores, y los trabajadores en las empresas y organizaciones a acelerar el necesario cambio y formular proyectos de solución oportunos y viables.
El ser humano ha sido creador desde siempre. En cada momento ha diseñado, con base en su potencial cognitivo y afectivo, estrategias cognitivas para atender sus necesidades vitales y espirituales, así como para resolver problemas frente a los desafíos del mundo natural y de los que impone la sociedad misma, ha creado artefactos, pero también arte y cultura. Así ha sido desde la invención de la rueda y de la escritura hasta hoy con los desarrollos, entre otros, en inteligencia artificial, el Internet de las Cosas y la realidad XR (realidad aumentada y extendida). (Lea la columna).
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