14 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 667 del maestro Gardeazábal: otra infamia contra los pastusos

Gardeazabal

@eljodario

Desde enero de este año la falla de Romeral a su paso por Rosas, interrumpió una vez más la carretera entre Popayán y Pasto. Lo ha hecho siempre desde 1928 cuando la trazaron contra el criterio del profesor José Manuel Ayerbe que advirtió el problema desde su cátedra de la Universidad del Cauca.

La necesidad de satisfacer las ambiciones electorales de los caudillitos de Popayán, los llevó a pasarla por una ruta totalmente inconveniente. Y muchos años después, cuando Guillermo León Valencia hizo la carretera Panamericana, sin subir a Berruecos para llegar a Chachagüi, aunque intentó cambiar el trazado, los mismos politiqueros de Popayán incrustados en el entonces Ministerio de Obras, lo impidieron. Este año 2023 la destrucción copó más de 100 hectáreas, destruyó totalmente la carretera en varios kilómetros y el gobierno de Petro, ignorante de la geografía provincial, se demoró 15 días en enterarse y lo solucionó con mayor ignorancia todavía.

Hicieron una variante a las carreras, pero con una inclinación tan absurda que impide que camiones de más de 28 toneladas puedan subir la cuesta y la definitiva solución no la han sacado ni a licitación.

Los que pueden pasar las cargas que van y vienen, especialmente la leche, usan trasbordo de sus productos, elevando los costos y haciéndola un pésimo negocio. Alpina montó una planta condensadora para reducir el volumen del lácteo, pero dejó de comprar la mitad. Ahora La Alqueria, hace lo propio y 55 mil litros de leche comenzaron a perderse desde ayer.

No hay presidente, ministro ni gobernador que sea capaz de intervenir para solucionar el problema que creó y dejó el filipichín del ministro de Trasporte que los godos de Fincho pusieron para repartir puestos y contratos.

maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.

La Contraloría no interviene porque allá mandan las fichas de Fincho. Entretanto dejan de entrar 3.500 millones mensuales a las finanzas del rincón lechero del país y se conforma una vez más la infamia colombiana contra los pastusos sin que nadie los defienda, como siempre.