3 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 595 del maestro Gardeazabal: la generación del goce

@eljodario

Si algo se ha perdido con el paso de los años en el comportamiento del colombiano es la vergüenza. Habíamos construido una sociedad en donde actuar mal, equivocarse o embarrarla inundaba de vergüenza. Tanto que a muchos se les caía la cara y a otros el rubor en el rostro les delataba su interior.

Pero desde cuando hicimos ese revoltijo de la cultura del narcotráfico con la disolución del pecado de los curas a quienes les quitaron la sotana, el púlpito y el confesionario, y la coronamos con la comunicación instantánea del internet y la dictadura del celular, la vergüenza se fue trasladando al cuarto de rebrujo.

Y no es solamente a los muchachos a quienes un reclamo por alguna actuación les lleva a contestar casi siempre con un lapidario “sí, lo hice y qué?” La falta de vergüenza ha contagiado a todos por igual.

En consecuencia, el orden en el comportamiento que generaba el respeto o el desprecio para quien cometía el error o el pecado, también desaparecieron. Ahora todo el mundo hace lo que le da la gana y el desorden ciudadano crece a borbotones para dizque construir un nuevo orden. Las normas implantadas son cuestionadas o sencillamente desobedecidas.

Pocos se han puesto en el trabajo de redactar unas nuevas y dejan más bien que el desgaste o la utilidad de la oferta y la demanda o la racionalidad inmersa en la actuación humana, vaya construyendo el nuevo orden ciudadano. Ya nada es feo, ni tampoco bonito. Ya no hay regímenes estrictos para vestir o para presentarse en sociedad. Basta con tener el celular en la mano y saber usar las cada vez más numerosas aplicaciones para salir del atolladero o escaparse de la responsabilidad u obtener una jugosa ganancia.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.

Estamos entrando en el futuro con los ojos abiertos, pero sin ver nada. Es el seguro que venden los algoritmos o la Inteligencia Artificial para ser incluidos en la Generación del Goce.