26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 486 del maestro Gardeazabal: atizando la anarquía

@eljodario 

Hay quienes consideran que este acelerado gobierno de Petro está equivocado con todas las suspensiones que ha decretado.  

Aunque todo lo ha hecho para poder marcar desde el primer mes un rumbo contundente, despierta temores. Hay otros que se deleitan recordándoles a los que no fueron capaces de atajar su triunfo electoral que todo lo que está pasando, y mucho de lo que falta por pasar, es por culpa de esa inercia que lleva inevitablemente a la anarquía.  

Objetivamente, empero, unas son de cal y otras de arena. Petro ha suspendido la aspersión con glifosato y la erradicación manual de las matas de coca. Aunque ello puede ser el reconocimiento del fracaso de la política gringa de combatir los sembrados de coca, también puede ser la apertura para que Colombia se convierta cada vez más en un país dependiente de la economía subterránea de la cocaína.  

Petro suspendió por unos días el desalojo de los invasores de tierra y ha mandado para el cuarto de rebrujo al Esmad. Con lo primero alcanzó a abrir las compuertas del pánico agropecuario que ya se está viviendo en el norte del Cauca y en el Magdalena Medio y con lo segundo podría aparecer como si le estuviera entregando las calles a los gestores de la primera línea y de las barricadas napoleónicas.  

Petro también ha suspendido los bombardeos a campamentos guerrilleros donde puedan estar reclutados niños, pero ha reabierto las conversaciones de paz con los elenos y ha propulsado una tal paz total abriendo campo a que muchas organizaciones armadas paralelas al estado se sometan a la justicia, lo que podría dejar a las fuerzas armadas legales casi que inhabilitadas.  

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal. 

Todo ello, metido en la misma coctelera donde se discute una reforma tributaria más dietética que económica podría conformar un trago amargo, demasiado cercano a la anarquía, y generar entre quienes son incapaces de tomárselo, pero sobre todo entre los pesimistas, de un pánico irracional muy similar al que llevó a tantos a incluir en sus documentos de negocio la famosa “cláusula Petro” antes de las elecciones.