2 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica #39 del enchuspado maestro Gardeazábal: ¿Y de la economía qué?

@eljodario

En medio de barullo que se ha formado por las medidas opuestas de la Casa de Nariño y la Alcaldía  de Bogotá. Metido en la bruma de los pocos ejemplares de los periódicos que todavía circulan impresos. O simplemente esculpidos en las páginas digitales especializadas, el problema económico inmediato no se ha querido volver a tocar.

Mientras hemos estado asustándonos o enchuspándonos con el corona virus el petróleo Brent, con cuyo precio se paga el exportado por Colombia, anda desde la semana pasada en vertical caída, ayer estaba a 19,30 dólares el barril.

En otras palabras, según los sabiondos en la materia, buena parte del hidrocarburo que se extraiga para vender a ese precio dejará una pérdida de no menos de 5 dólares por barril.

Y como el 52.1 % de la renta con que se calcula el Presupuesto Nacional proviene de las divisas que ese  petróleo entrega, y que fueron estimadas en septiembre del año pasado por el Congreso en 60 dólares el barril, o modificamos la ley de presupuesto o cerramos el establecimiento.

Al mismo tiempo el segundo renglón de ingreso de divisas, el de las remesas de los colombianos de la diáspora, se vendrá al suelo. Casi el 70% de las remesas que llegan a Colombia provienen de España y Estados Unidos, países que han estado soportando la crisis económica del corona virus y ha dejado a mucho compatriota sin trabajo.

Y aunque aquí se masturban los cafeteros y los azucareros con lo que les pagan porque el dólar anda cerca de los $4.000, la verdad es que el café ha estado bajando en el último mes (ayer estaba a 1.06 dólares la libra) y el azúcar va por igual o peor camino (ayer cerro 9,38 centavos de dólar la libra).

En términos más claros, los ingresos colombianos se verán disminuidos seriamente. Y como detrás de esos bajos precios se arrastran a millones de personas que reciben su salario o efectúan sus comercializaciones por el efecto de esos productos, el asunto económico va a estar muy pero muy jodido.

Y como cereza para el pastel, Bloomberg publicó ayer que las acciones en la bolsa colombiana han perdido el 45% de su valor en lo que va de la peste.

Por supuesto eso lo saben los mandamases de la economía y deben saberlo en la Casa de Nariño aunque allá se especializaron en redactar protocolos inmemoriales que ni se leen ni se cumplen ni se posibilitan.

Pero si todos sabemos que se viene una recesión del putas, como diría el académico de la lengua Otto Morales Benítez, no se sabe cuáles son las medidas que se están tomando desde ya para soportar esos momentos críticos.

Improvisar como lo han estado haciendo con el corona virus, el confinamiento y el reingreso a la vida anterior, no puede repetirse en materias económicas. Se viene frente a la inundación una política de salvavidas coordinados, no de leños sueltos que traiga la creciente.

Se requieren actuaciones que simbolicen la unidad nacional, no espectáculos de vanidades sobre quién manda más o mejor. Lo que se nos vino encima no se enfrenta con la cháchara diaria.

Se requiere visión y mando y sobre todo poder de convocatoria.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal