@eljodario
El virus chino del covid 19 ha vuelto y cogió al mundo otra vez con los calzones abajo. Esta vez ha retornado con fuerza suficiente para hacer sonar los timbres de alarma en Europa y Estados Unidos ante la proximidad del otoño y el horizonte del invierno. Y aunque se han gastado miles de millones de dólares y euros en buscar la vacuna que cada vez se demora más por los fracasados en la tercera fase, nada que encuentran ni cómo se transmite ni cómo se le corta de un tajo como cuando la pencilina guillotinaba las infecciones.
Han pasado 9 meses desde el momento que hizo su fatídica aparición en los hogares italianos y se regó como espuma por varios países de Europa y hasta ahora nadie atina con ofrecer una medicina que lo frene.
La OMS, que más parece una agencia de médicos desempleados, ha vetado repetidas veces los medicamentos que Bolsonaro y Trump han recomendado. Las agencias gringas que dan los vistos buenos a las drogas milagrosas, se niegan a aceptar lo que no salga de sus laboratorios. Así y todo, cada tanto de tiempo surgen esperanzas más por las experiencias en el manejo de los enfermos que sobreviven que por lo que no deben hacer para repetir que otros se mueran.
Hace tres semanas se dijo que la ciclosporina, un medicamento usado para ayudar a los pacientes trasplantados pues es un inmunodepresor que frena infecciones terribles, estaba dando resultados positivos impidiendo en un dizque 80 %el avance de la enfermedad en los pacientes de covid 19.
A principios de la semana anterior surgió la esperanza por el aplidin, un antitumoral que se ha usado con relativo éxito en los combates contra el mieloma múltiple y que aplicado a los enfermos de covid 19 pareciera detener la marcha de la peste en el organismo de los que lo han recibido antes de ser intubados.
Hasta ahora ninguno ha encontrado la bendición de la OMS y de Gates, pero mientras tanto los médicos colombianos, en especial unos grupos que trabajan en Cali, han ido reportando cada vez más pacientes salvados (615 según el médico Jimeno Rojas) cuando actuaron sobre ellos durante los primeros cinco días de los síntomas usando desde los métodos tradicionales antigripales y antiparasitarios (como la nitazoxadina) hasta los novedosos que van introduciendo tales como anticoagulantes, antivirales y antipalúdicos. En todos, en los médicos y en los fármacos nuevos y en los usados para otras enfermedades están puestas las esperanzas de un mundo que se enfrenta de nuevo contra la peste y en 9 meses no pudo subirse los calzones para resistirla de verdad.
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