Si no fuera porque sabía muy bien que se trataba de un libro de poemas, con solo ver el título “Insistencia en el error” pensé que su autor, el poeta dadaísta Eduardo Escobar, estaba haciendo una radiografía de la capacidad absurda que posee el anchorman del magazín de televisión de las 6 de la tarde de caer una y otra vez en la equivocación. De nada ha servido que durante estos casi 7 meses se le haya dicho no por parte mía, que no me leen ni él ni sus asesores, sino por casi todos los comentaristas de los medios, que ese magazín ha sido es y continuará siendo un despilfarro de la dignidad presidencial y un escalón cada vez más hacia abajo en la credibilidad que debe tener quien está en la obligación de conducir a buen puerto la nave de la patria en medio de la pandemia. Pero como su insistencia en el error, como el título del vibrante poemario de Eduardo Escobar, no solo es por el tan criticado y muy poco servicial programita de televisión, sino que su nada oculta animadversión lo lleva de nuevo a caer en el error político, y judicial, de ir contra la JEP y el pacto de paz hasta tratar de impedir absurdamente que los colombianos sepamos a quienes mataron miserablemente las Farc durante los años del conflicto, no nos va a quedar más remedio que resignarnos a 21 largos meses de muy mal gobierno y a repetir como el poeta nadaista a sus 77 años: “no nos queda más remedio, querida sombra, que seguir andando a tientas, por esta senda incierta, sin pausa ni prisa, por este camino de vueltas de perdidos detrás de una identidad improbable, de una verdad oscura del mundo”
Ya casi nadie lee poesía, aunque el premio nobel acaban de dárselo a una poeta norteamericana. Ya los poetas se perdieron en lontananza. Ya los libros de poemas solo los editan personajes tan particulares del mundo literario como Lucía Donadío, la señora de la Editorial Sylaba, quien todavía cree en la fuerza de las palabras en un país de sordos.
“Insistencia en el error” es más que una frase de extrema validez hoy día, es un delicioso libro de poesía.
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