3 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica 26 del maestro Gardeazábal: “Decretico vergajo”

@eljodario

Quiero hacer votos desde aquí por la recuperación de la salud del ilustre profesor Jonathan Tittler, mi biógrafo y mi traductor, quien lucha por no perder la  batalla contra el coronavirus en un hospital norteamericano. Quienes lo conocen y lo respetan en Colombia saben cuánto ha aportado este sabio al desarrollo de la literatura en nuestro país y cuanto me duele su enfermedad.

“DECRETICO VERGAJO”

Si en algo están coincidiendo los analistas en el mundo entero sobre los efectos económicos  de la peste maligna del corona, es que para recuperarnos se crecerá el nacionalismo, el parroquialismo y la autoproducción de bienes y servicios que restituyan en menor escala las rotas autopistas de la distribución.

En otras palabras que países capaces de producir comida o de fabricar partes para sus máquinas o herramientas indispensables, deberán coger la delantera pues ya no se podrá esperar (ni tampoco con qué comprar) los productos que se importaban de otras regiones del orbe.

En el caso de Colombia es evidente que si fuimos un país productor de comida, allá tendremos que volver. Si en este momento importamos, por ejemplo, el 75% del maíz que consumimos, pues hay que volver a reencauchar a los sembradores de maíz y darles prebendas para que los polleros y hueveros no caigan en la tentación de importarlo de Argentina y se obliguen a aumentar el rendimiento por hectárea y a abaratar costos.

Si en el Valle del Cauca hay 240  mil hectáreas de caña y solo se necesitan 120 mil para producir el azúcar que consumimos, pues cabría la posibilidad de sembrar soya o maíz y  frutas y no seguir moliendo toda esa caña para volverla etanol subsidiado. Así será también con las empresas fabriles. La comodidad de importar que disimuló el descuido y la falta de iniciativa se acabó.

Tal vez por esa razón me parece que es otro absurdo de quienes nos gobiernan dos actuaciones que acaban de hacernos saber. La primera el decreto 523 por medio del cual se suprime el arancel del SFAP para el maíz amarillo y otros productos alegando que el dólar anda muy alto y el corona virus nos jodió.

Gracias a ese decretico traer maíz de Argentina  podría hacerse libremente hasta por 1.350.000 toneladas y competiría a $ 600 mil la tonelada con los $900 mil que vale la producida en Colombia, que es de mucha mejor calidad pero de menor rendimiento por hectárea.

En otras palabras que los verdaderamente jodidos serán los agricultores colombianos que tienen hoy sembradas desde febrero más de 38 mil hectáreas de maíz en la Costa, los Llanos y el Valle, e hicieron la inversión haciendo cuentas que con aranceles aduaneros podían competir con el maíz importado.

Obviamente con estímulos como el decretico vergajo no recuperaremos el ritmo de la agricultura, como lo aconsejan todos los sabios economistas mundiales que estudian la quiebra  producida por la pandemia.

Pero como si ese decretico vergajo fuera poco para sembrar el camino futuro de obstáculos y desestímulos, al señor de marras y a su combo les ha dado por filtrarle a los noticieros de tv y a los comentaristas económicos que están esperando que se termine la epidemia para presentarle al Congreso una nueva Reforma Tributaria para cargarle más impuestos al sufrido pueblo colombiano y  seguramente privilegiar a los grandes banqueros y milmillonarios favorecidos con la última reforma.

¿Será que allá arriba no hay quién tenga sindéresis y piense lo peligroso que es  seguirle echando gasolina al fogón prendido?

Escuche la crónica del maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal  https://www.youtube.com/watch?v=9l4zZ-E4EFI