26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 175 del maestro Gardeazábal: El suicidio

@eljodario 

No hay nadie más respetable que un suicida. Deje o no deje explicaciones sobre las causas que lo llevan a morir por su propia mano, su actitud merece toda consideración. Así lo fue en la antigüedad en las distintas culturas. Sócrates y Séneca los dos padres de la filosofía griega y romana se suicidaron, el uno tomando la cicuta, el otro desangrándose en una bañera. Probablemente ambos pensaron como muchos de sus contemporáneos que la muerte voluntaria devuelve la calidad vital cuando ella ya no es posible y ni siquiera pensable. Pero desde cuando el cristianismo se fue adueñando de la cultura romana y los doctores de la Iglesia Católica se inventaron las estructuras de Nicea y Trento para organizar una religión que asustara, el suicidio comenzó a ser tratado como un crimen y quien muriera por sus propios medios fue considerado digno del repudio. 

Por siglos a los suicidas nos los dejaban enterrar en los cementerios católicos y los mandaban al muladar. Ahora último, con el nuevo orden mundial que se ha ido logrando establecer ya hay varios países que han aceptado la eutanasia y honrado a quienes la busquen. 

Sobre ese tema del suicidio entre los romanos he estado leyendo por estos días “Sabiduría”, un cojonudo libro del filósofo francés de moda, Michael Onfray, logrando empaparme no solo de las razones y explicaciones filosóficas sobre esa actitud de los seres humanos que ponen fin a sus vidas, como de otras apreciaciones sobre nuestra realidad como cuando dice que “vivimos en un mundo de ficciones y, cuando la realidad desmiente nuestras ficciones, tenemos la tendencia nefasta a creer que esas ficciones nuestras son más verdaderas que la realidad”. 

Quizás entonces después de su lectura pueda entender los suicidios políticos que estamos presenciando por estos días en la convulsionada Colombia y aceptar que el Centro Democrático se suicidó el día que se dejó imponer de Uribe un candidato como el que tenemos de presidente y que Petro puede haber suicidado su candidatura permitiendo, con su ambiguo y vulnerable silencio, leninista este paro que ha resultado dañino para los que lo hacen, perverso para quienes lo combaten y ruinoso para todos los que lo sufrimos. (Opinión). 

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.