26 abril, 2024

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Crónica # 114 del enchuspado maestro Gardeazábal: El anciano caminante llegó a su finca

@eljodario

Cuando Don Jaime Sánchez Orozco me escribió el 26 de junio desde San Gil anunciándome que como era mayor de 70 años no lo dejaron subir a un bus humanitario que iba a hacer el recorrido desde esa ciudad santandereana hasta Bogotá, vibré con el mismo diapasón que me ha hecho enardecer la injusticia.

Don Jaime entonces me contó, y yo lo pregoné por estos enchuspados, que había ido a San Gil para acompañar a su hija que vino de Estados Unidos y las prohibiciones de la pandemia lo dejaron allá, lejos de su finquita en Nocaima donde vive desde cuando se jubiló.

Que como no lo dejaron subir al bus por obedecer las normas de los mocosos, en protesta saldría al día siguiente a pie, con sus 72 años, arrastrando su maletica para llegar algún día de regreso a su terruño.

Y así lo hizo y salió en la prensa, en la radio y en la tv y lo vimos cual Quijote enhiesto caminando por la carretera, enfrentando la discriminación edadista del gobierno de los ultralivianos.

En el tercer día de la caminata se topó con unos venezolanos que se devolvían a su patria y llevaban una perrita criolla que le movió la cola y se aproximó cariñosamente al viejo.

Los venecos, encartados quizás, le dijeron que se la regalaban y ella, “Monita” lo comenzó a acompañar.

Cuando llegó a Oiba los rodachines de la maleta no resistieron y mientras hubo de conseguir quien le fabricara una carretita de ruedas con balineras para meter su maleta, desparasitó y vacunó la perrita y consiguió que, entre el manillar y la caja, una canastica en donde se acomodara el animalito.

Así llegó hasta Villa de Leiva, cuando quien lo había contactado por las emisoras de Boyacá para ofrecerle alojamiento le tenía no solo el aposento y una lujosa comida sino la noticia de que la justicia había tutelado a los viejitos y anulaba el decreto de marras que nos obliga a prisión domiciliaria.

Un vecino abogado lo convenció esa misma noche que como lo más probable era que los mocosos impugnaran la tutela, que aprovechara las siguientes 24 horas antes de que volviera a regir y usara la promesa del concejal de Nocaima de mandarle un carro humanitario con todos los permisos de movilización para que lo recogieran y lo llevaran a su finquita que tanta falta le hacía.

Esa misma noche contactaron al concejal quien envió el carro al mediodía siguiente y al final de la tarde don Jaime estaba llegando con “Monita” a la finca que hacía 4 meses había dejado.

Final feliz para un viejo enhiesto que aprovechó el espacio legal dejado por el mal abogado de la Sergio Arboleda que gobierna a Colomba con sus confusiones jurídicas.

No importa que ahora vuelva y haya quedado segregado y estigmatizado en su parcela, como tantos que perdimos no solo la libertad de movilización que consagra la Constitución cuanto el derecho universal de poder decidir por sí mismos y de ser responsables de cómo cuidarnos.

Don Jaime Sánchez tuvo la valentía con su caminata de enfrentarse al injusto que dice gobernarnos. Es un símbolo quijotesco en este país de flojos.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal