8 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Contracorriente: Un suicidio en primavera

Ramon Elejalde

Por Ramón Elejalde Arbeláez 

Tomo como título de mi columna una adaptación del nombre que le dio el dramaturgo español Alejandro Casona, a una obra de teatro que se conoce desde 1937.  

Indudablemente que lo que está sucediendo con la Coalición Equipo por Colombia, de la que hacen parte Alejandro Char, Enrique Peñalosa, Federico Gutiérrez, David Barguil, y Aydeé Lizarazo, es un verdadero proceso de autodestrucción. La decisión de guardar silencio frente a los actos que real o supuestamente comprometen a Alejandro Char y que han sido denunciados por Aída Merlano, terminará comprometiendo la candidatura de todos ellos.  

Aída Merlano, hoy prófuga de la justicia y resguardada en Venezuela, ha denunciado al representante de la poderosa casa Char por compra de votos, corrupción, obstrucción a la justicia y una serie de actuaciones poco edificantes para quien aspira a regir los destinos de Colombia. Igualmente ha entregado pruebas de la relación sentimental que ambos tuvieron durante largo tiempo, que de plano me niego a comentar por considerarlo situaciones de índole personal y que curiosamente se han vuelto, para la inmensa mayoría de la opinión pública, lo más relevante de las denuncias. Esta equívoca actuación, ha llevado a que el escándalo rosa oculte la gravedad de las demás denuncias. No debería ser así.  

Inexplicablemente Alex Char se ha negado a dar explicaciones de lo denunciado, guarda total hermetismo y se abstiene de dar declaraciones a los medios y a participar en los debates presidenciales que se han organizado. Particularmente ha llamado la atención que no hizo presencia en el debate que organizó la Universidad del Norte, centro docente de donde egresó como profesional y situado en Barranquilla, la ciudad epicentro de todas las actividades de Alejandro y de toda la familia Char. Además, debate al que no asistió ninguno de los integrantes del Equipo por Colombia. 

No puede ser próspera una candidatura donde el personaje central no debata, no exponga ideas y no explique las situaciones en las cuales justa o injustamente se le viene señalando. Puede ser muy rico, puede tener muchas ejecutorias en su paso por la alcaldía de Barranquilla, puede haber realizado excelentes contrataciones para el equipo de fútbol Junior, pero enconchado y escondido, sin debatir y sin darle la cara al país, está condenado a un total fracaso. En momentos de tanta inconformidad popular con la corrupción, Alejandro Char está más obligado a hacer claridad sobre las sindicaciones y con mayor razón si se considera inocente. 

Pero lo más preocupante es el silencio cómplice de sus compañeros de coalición (Fico, Barguil, Peñalosa y Lizarazo), que por el mutismo que han asumido tendrán que cargar con un pasivo que no les pertenece. Las personas comunes y corrientes se vienen preguntando, ¿en qué queda el discurso anticorrupción que pregonan?  

Era una coalición, la del Equipo por Colombia, llamada a ser la contraparte de la Colombia Humana, pero sus malas decisiones están catapultando a ésta y a la Coalición de la Esperanza. El trece de marzo conoceremos la factura que pasen los ciudadanos colombianos.