26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Contracorriente: La desenjalmada de Mancuso

Ramon Elejalde

Por Ramón Elejalde Arbeláez (foto)

En varias sesiones, durante la semana que termina, Salvatore Mancuso, el otrora poderoso jefe paramilitar, entregó a la Jurisdicción Especial para la Paz -JEP- parte de la que él considera su verdad y como aporte a la consolidación de la paz en Colombia.

Señalo de entrada que siempre he sostenido que la historia no se puede escribir con la sola versión de los que tanto dolor, lágrimas y muertes sembraron en nuestro territorio. Es indispensable que esa versión se cruce con otros hechos, otras versiones y con pruebas que se puedan tener o recoger sobre lo denunciado.

Varias de las historias dichas por Mancuso ya eran conocidas por sus versiones anteriores ante fiscales y jueces, otras eran simples rumores que circulaban entre los conocedores de esas angustias violentas que padecimos y padecemos y también entregó explicaciones sobre hechos desconocidos.

Con nombres propios y hechos contundentes, dejó en claro que la relación del establecimiento, especialmente los organismos de seguridad con el paramilitarismo, fue algo más que ocasionales encuentros. Ya lo había señalado yo en mí libro “Don Mateo Rey. Crónicas de barbarie en el Occidente Antioqueño”, que era común el trato de “primos” entre unos y otros, donde además narré historias verídicas, no desmentidas, sobre esta triste relación.

Ya el DAS, justamente, desapareció, pero en ejército y policía es menester un gran mea culpa pues ellos son nuestras instituciones armadas. En ellos afinca la patria su seguridad. Ellos deben infundir respeto y confianza y no terror. Su misión debe estar rodeada por la dignidad y no por la ignominia. Obvio, no todos participaron de esta terrible noche.

Mancuso señaló a expresidentes, grandes empresas, importantes medios de comunicación y a algunos empresarios y dirigentes políticos de ser beneficiarios de sus acciones o financiadores del paramilitarismo.

Allí tiene la Fiscalía una brillante oportunidad de saldar su pasividad frente a tan tenebrosa y oscura historia de Colombia. La JEP también tiene la ocasión de continuar demostrando que su creación fue útil y necesaria para encontrar la verdad. Seguramente existen certezas en el dicho de Mancuso y probablemente también exageraciones o falsas percepciones. A dilucidar este tema llaman a la justicia y es preciso que se avoque con entereza, responsabilidad y seriedad. En el libro que ya cité, de mí autoría, narro cómo llegó el paramilitarismo a mi pueblo, que no es nada distinto a lo que le escuchamos esta semana a Salvatore Mancuso.

Duele todo esto por las víctimas, pero ellos también van haciendo su duelo al conocer la verdad, verdad que como lo he dicho requiere ser contrastada para que no se cometan injusticias.

Ver y escuchar a semejante “señor de la guerra” con su voz cortada pidiendo perdón a las víctimas, es de por sí un paso vital en la reconciliación que reclama Colombia. Eso que hizo Mancuso esta semana, lo deben repetir con creces todos y, todos son todos los partícipes en esos dolorosos hechos.