3 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Contracorriente: Desplante inútil y chocante

Ramon Elejalde

Por Ramón Elejalde Arbeláez

En el año 2002 nace en Colombia la Feria F-Air Colombia (Feria Aeronáutica Internacional) que organizan la Aeronáutica Civil y la Fuerza Aérea Colombiana, que, en esta, como en anteriores ocasiones, contó con el apoyo institucional, entre otros, del departamento de Antioquia y de varias de sus dependencias y del distrito de Medellín y de la ciudad de Rionegro. Los eventos tienen como sede al Aeropuerto “José María Córdova”, jurisdicción de Rionegro. El objetivo principal de este certamen es “la reactivación del sector aeroespacial al tener actividades como: agenda académica, muestra comercial, rueda de negocios, exposición de aeronaves, networking (hacer contactos de negocios) y espectáculos aéreos”. El certamen es considerado como el más importante de esta índole en Colombia y el segundo en América Latina y a él asisten empresas, profesionales e instituciones que tienen que ver con el tema, provenientes de todo el mundo. Es pues un evento que se ha posicionado nacional e internacionalmente.

El pasado 12 de junio fue inaugurado el evento, evento que duró hasta el 16 del mismo mes. En el acto, como era de esperarse, se hicieron presentes el presidente Gustavo Petro; el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria y el alcalde de Rionegro, Rodrigo Hernández. Al iniciarse el evento se hizo evidente entre los asistentes, que en la mesa principal no aparecieron asiento para el gobernador de Antioquia, ni para el alcalde de Rionegro, anfitriones del evento y apoyos importantes del mismo. Con el presidente Petro estaba en la mesa principal, el embajador del Brasil, que fue el país invitado a la Feria, Paulo Estivallet de Mesquita y el ministro de la defensa Iván Velásquez. El desconocimiento que se hizo de las autoridades local y regional fue más evidente cuando a ambos mandatarios, gobernador y alcalde, no se les incluyó en el protocolo para llevar la palabra en el acto.

Fue un desplante innecesario, retador y chocante, que no tiene justificación de ninguna naturaleza. Si al presidente Gustavo Petro le han incomodado algunas posiciones del gobernador Gaviria, otro debió ser el escenario para manifestar su inconformidad. No tenían por qué recibir la afrenta, ni Antioquia, ni la ciudad de Rionegro, a quienes gústenos o no nos guste, nos representan los mandatarios excluidos.

Es además lo sucedido un pésimo mensaje a la institucionalidad. Desconocer al gobernador y al alcalde no ayuda en la formación de valores democráticos. El presidente, tan vilipendiado y desconocido por sectores de la oposición, no puede replicar el mismo libreto frente a autoridades legítimamente constituidas.

Con todo respeto, estos actos de soberbia no se deben repetir, como no se deben volver paisaje las continuas cancelaciones de eventos que suele hacer el doctor Gustavo Petro y que dan origen a todo tipo de comentarios que en nada ayudan a la imagen presidencial.

Dejo constancia que voté por Gustavo Petro en la segunda vuelta de la elección presidencial del año 2018 y en la primera y segunda vuelta de 2022 y sigo creyendo en sus principales reformas, especialmente la de la salud, la pensional y la laboral.