3 mayo, 2024

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¡COÑO!: El remoto origen de un voquible malicioso

Por Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

Cada uno de nosotros escucha o lee a diario palabras con acepciones o connotaciones diferentes. Palabras que en sus orígenes tuvieron un significado diferente, pero que el uso cotidiano les asignó otros mediante cambios semánticos. Así, «avión» inicialmente se refirió al ave llamado vencejo, «formidable» significó inicialmente horroroso, miedoso y pavoroso, «jamás» quería decir siempre; la «adolescencia» se refería a la edad entre los 14 y 25 años, un «dictador» era un magistrado y la «mansión» era una simple posada. (https://rb.gy/ebi7bi). Hay palabras que se escriben iguales o casi iguales en muchos idiomas; así mismo, hay las que no tienen traducción posible. Y también las llamadas baúl o comodín como la que abordo en este artículo.

Hace muy poco uno de mis lectores me formuló la siguiente pregunta: ¿Qué piensas de los siete coñazos que le acaban de dar a Trump? Se refería a las siete demandas que ha perdido ante los tribunales. Me llamó la atención el sustantivo «coñazo» que en el contexto de lo preguntado parece significar «paliza», «golpe», «azote», «derrota» o «castigo», pero que de seguro tiene su historia y otros significados que presentaré al lector. Igual curiosidad me generó el uso y significado del voquible «coño» con la inmensa variedad de connotaciones que tiene como palabra baúl o comodín. Para algunos su uso es obsceno o procaz, mientras para otros es un recurso oportuno de exclamación, admiración, o también de un reclamo o maldición. Le anoto al lector que al referirme en este artículo a algunas de las acepciones que tiene ese sustantivo no tengo intención alguna de vulgarizar. Presentaré una explicación etimológica e histórica de tan eufónico voquible que se usa con impropiedad generalizada.

En la Web hice una pesquisa sobre el controvertido   y muy usado voquible «coño». Se trata de un término que ha mantenido por siglos su significado inicial y, con alta curiosidad, ha tenido el mismo origen semántico en distintas lenguas y culturas a lo largo de muchos siglos. Repaso a continuación:

Se reconoce por etimología que el vocablo viene del latín «cunnio», «cunnionis» con la significación de órgano sexual femenino. (La RAE dice que del latín «cŭnnus»). De ahí ciertas prácticas que en lenguaje culto se expresan con el latinazo «cunnilingus» (referido a sexo oral a una mujer). En la antigüedad los nada puritanos romanos para evitar caer en supuesta indecencia para decir «con nosotros» = «cum nobis», que usualmente se pronunciaba mal y se oía como «cunnu vis» = «¿quieres coño?», alteraban, ante la impropiedad comunicativa, el orden y decían más bien «nobiscum, otra manera de expresar «con nosotros».

Del latín pasó a las lenguas romances con la misma significación de vulva. En francés «con», en italiano «conno», en portugués «cono», en Galicia «cona», entre catalanes «cony». Con la misma significación se encuentra en el inglés informal la palabra «cunt». Y más allá, en lo más remoto de la historia, en el sanscrito antiguo fue «kunthi». En neerlandés es «Kut» con la misma connotación. Entre los nórdicos el término es «Kunta» y «Kunte» en alemán antiguo referido a partes femeninas pudendas. En Inglaterra en la edad media existieron las calles «Gropecunt» para referirse a lugares de prostitución. En ese país, «cunt» en el siglo XV fue un término médico apropiado para referirse a la vagina. El diccionario Webster sugiere la posibilidad de que la palabra «coño» parece cognada de la inglesa «cunt». Tanto William Shakespeare como James Joyce usaron en sus obras el voquible «cunt» con el significado de vagina.

La diosa hindú «Kundi» representaba la belleza y poder del cuerpo femenino. En la Edad Media, con la demonización de la sexualidad femenina como fuente de perversión y del mal, se referirían a los genitales femeninos como «cunnus diaboli» = «coño diabólico». (https://rb.gy/veczrj,http://etimologias.dechile.net/?con.o,https://rb.gy/uoxkjr).  

Así, como es apenas evidente, «coño» y sus equivalentes en otras lenguas, como palabra baúl o comodín, ha estado y está en todas partes, en  variedad de culturas e idiomas. Ha sido generalizada la creencia de que «coño», como palabra controvertida y malsonante, pero de uso inculto generalizado en los países hispanohablantes, había sido un voquible americanista originado en la cuenca del Mar Caribe, desde las Antillas hasta las costas en el suroriente del mismo mar. Lo cierto es que su origen está en el viejo mundo con un uso muy generalizado entre los habitantes, nada pulcros, del muy antiguo imperio romano. Su empleo en el español se reconoce ya en el siglo XIII, en el denominado Siglo de Oro.

Luciano de Samosata, en los diálogos de su texto «Amores», relata el miedo de algunos hombres ante el«coño» (ginefobia o misoginia). El fabulista La Fontaine, por allá en 1674, contó de la mujer que espantaba al mismísimo diablo mostrándole su «coño». (https://rb.gy/4xsnds).Trabajo académico serio sobre historias y acepciones de este voquible  ha sido escrito por Alberto Montesinos («Cinnus represión e  insumisiones del sexo femenino»); Estrella Díaz tiene un texto («La Sonrisa vertical») en donde, entre otras consideraciones, retoma  el uso que se ha hecho de la expresión «coño» con intenciones iconoclastas para romper imágenes tradicionales del amor.  (https://rb.gy/01vfev).  

Una prevención para todos es no usar la palabra «cunt» en sus comunicaciones en inglés ya que es vulgar, no es de buen recibo, es una palabra tabú y  abiertamente censurada e insultante; usarla para referirse a una mujer es tomada como un abierto insulto; además, es considerado un lenguaje despreciable. El lector recordará que es una palabra de altísimo nivel ofensivo; las mujeres así insultadas la tomarán como abuso verbal o como una consideración de ellas sólo como un objeto sexual. Es un miramiento humillante y vejatorio de la vagina al servicio del hombre. Se ha dicho que es la palabra con significado más ofensivo en inglés asociada con frecuencia a actitudes antifemenina y a la desvaloración de la mujer. En Australia se toma como una manifestación abierta de misoginia. Por ello, no debe ser usada.

La frase y pregunta que me espetó el lector sobre el presidente mencionado permite recordar que éste, en un video de 2005, fue grabado diciendo «When you’re a star, they let you do it. You can do anything. Grab ’em by the pussy. You can do anything». («Cuando eres una Estrella, ellas te dejan hacerlo. Puedes hacer cualquier cosa. Agarrarlas por el coño. Usted puede hacer cualquier cosa».) (https://rb.gy/v3r8gn). No usó el más vulgar «cunt» mencionado arriba, sino «pussy», voquible que además de ser un apellido, se refiere a un gatito, a un minino. «Pussy cat» es también el nombre de varias orquestas internacionales y de diversas producciones musicales; cuando se refiere a una persona se trata de alguien que es muy amable, pero también tiene un uso y connotación vulgar de uso social impropio.

Las agencias internacionales de noticias y en las redes sociales se tradujo «pussy» al castellano como «coño», que, en ambos idiomas, además de referirse a los genitales femeninos, es ofensivo y vulgar y lleva a considerar al cuerpo e intimidad femenina como objetos o cosas que pueden ser libremente apropiados como se expresa en la frase que trascribimos del personaje mencionado. En efecto, elCambridge Dictionary señala que «pussy» es una palabra ofensiva cuando se relaciona con los genitales femeninos o con el sexo con las mujeres. (https://rb.gy/rx0iga).  Su uso con esa acepción es impropio y está recorrido por fuerte sesgo machista.

Se precisa reiterar en los procesos formativos de niños, jóvenes y adultos la necesidad de rehuir la procacidad, el vocabulario y la jerga indecente. Es menester en los procesos educativos poner énfasis agrandado para lograr un uso debido del lenguaje y evitar, en los distintos contextos de interacción social, aquellas palabras o frases que ofenden, que son mal sonantes o que denigran de las mujeres esas que consideran sus cuerpos y partes del mismo como meros objetos de fácil apropiación. Así, rehuí mostrar presencia de procacidad en este escrito. Muestro sí, con el ejemplo tomado a partir de las expresiones sexistas, que las palabras tienen su historia, historia que arranca en los confines y en la bruma pérdida de los tiempos y que con las variantes léxicas tienden a comunicar la misma idea en tiempos y culturas e idiomas diferentes.

Las palabras ofensivas o malsonantes no son propias de personas educadas, bien formadas en normas de urbanidad y, por lo tanto, impropias para ser usadas.