1 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Carlos Mario Díaz siempre estará en el alma de quienes lo queremos

Por Richard Uribe Camargo 

Despedir a un amigo siempre es difícil. Pero decirle adiós toca y rompe las fibras más sensibles del alma, cuando se ha tenido una amistad sincera con él a prueba de acero. 

Carlos Mario Díaz era un hombre íntegro, con un alma sencilla y un corazón tan grande que allí cabíamos cómodamente todos sus amigos, con el placer de ser atendidos siempre bajo el afecto y el calor de un hermano. 

Pude compartir con Carlos Mario los mejores momentos de su amistad, siempre grata y enriquecedora. Un hombre desprendido de prejuicios, siempre dispuesto a servir a sus amigos, leal sin concesiones y amante de la vida. 

Sus últimos días fueron demasiado tristes, porque veía que su enemigo mortal, el Covid, avanzaba a pasos agigantados. En cuatro días lo tiró a un hospital, La María, donde fue atendido con calidad excelente como a todos sus pacientes. El sentía que no progresaba y me lloraba pensando en que tenía que dejar a su bebé de 2 añitos, Luna Díaz. 

Cuando los médicos llamaron a su familia para que le dijera el último adiós, Carlos Mario ya estaba entubado, en coma inducido. Su vida indefensa se fue apagando como el pabilo de una vela, en silencio, como todas las víctimas de este maldito virus que nos arrebata a los seres queridos sin compasión alguna. Carlos Mario se nos fue el sábado pasado a las 3 am. 

Comparto con Yenifer Galeano, su compañera sentimental y con su bebita Luna, este dolor tan profundo. Este dolor irrepetible lo hago extensivo a sus hermanos Jorge Iván, Francisco Luis, Gilberto, Manuel Atanacio, Julio Nicolás, Martha Lucía, María Luisa, Luz María, Mercedes Elena y María Teresa Díaz Arboleda. Y también a su amigo de siempre, el presidente de la Cámara Germán Blanco y su querida esposa Lina María Bustamante.  

Que Dios nos una y nos fortalezca en esta tristeza tan inmensa, alrededor del cariño inolvidable de Carlos Mario.