26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Callandito

Por Carlos Alberto Ospina M.

El adverbio coloquial callandito señala la importancia de la conducta discreta, el estudio detallado de las circunstancias y la coherencia de las decisiones adoptadas.

Los grandes retos y las problemáticas previsibles como la emergencia ambiental miden la altura de la vista; es decir, ilustran el nivel intelectual y la sagacidad de algunos mandatarios locales que, buscan la salva de aplausos de la concurrencia perdiendo el tiempo en cosas fútiles, lejos de poner en marcha soluciones sistémicas.

La inmediatez de los mensajes sitúa bajo el escrutinio a cualquier hijo de vecino. Caer en los mismos errores por falta de prudencia respecto de una gestión determinada, incita la opinión crítica y el cuestionamiento, por parte de múltiples audiencias.

Desacertar es un acto común a los seres humanos. Otra cosa es tener el don de errar a causa de la impericia y el tono dogmático que aumenta la posibilidad de darse contra las paredes. Bien se puede pensar que “nadie nació aprendido”, sin entrar en pormenores, en setenta y dos días, el alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, ha metido la pata de manera continuada.

Tanto de culpa recae en la inadecuada asesoría, el entorno de presumidas lumbreras y los recién incorporados a la doctrina de Quintero Calle. Aquellos y los bisoños secretarios de la administración local no aglutinan dos palabras coherentes.

El secretario de movilidad, Carlos Cadena Gaitán, pretendió derogar el decreto 0328 de 2020 sobre el pico y placa ambiental, utilizando su cuenta de Twitter:  “¡Atención! verificamos que en las medidas de #PicoYPlacaAmbiental que empezarán a regir el día de mañana sí estarán exentos los vehículos que usan gas natural vehicular”. (@sttmed, 20:38 – 10-03-2020) ¿Cómo es posible incluir en las restricciones a los automóviles que tienen instalado el gas natural?

Al parecer, Cadena Gaitán, también engomina sus palabras ásperas dirigidas a los periodistas, tratando de evadir las preguntas sobre el paquete de medidas, el impacto socioeconómico y el desconcierto que ocasionan las contradicciones al interior del gabinete municipal. Cada uno por su lado y el punto de encuentro es la red social. Queda la sensación de que Medellín va al garete.

La secretaria del Medio Ambiente, Diana Montoya, propone otra forma gaseosa e incolora de contribuir a superar la emergencia ambiental de la capital antioqueña, la cual consiste en sustituir la dieta tradicional por la alimentación vegana, “así se produciría menos metano” (Sic). ¿Da lástima o compasión? ¡Ni cosa que lo valga!

¡Pues entonces! Cómo extrañar que el Alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, diga: “Quienes tengan gripa, quienes tengan síntomas gripales, les queda prohibido moverse a través de sistemas masivos de transporte. Quien tenga gripa no puede montarse ni a buses ni a metros. Eso nos parece muy importante…” (Sic).

Ellos dan papaya al juego de ingenio, los chistes gráficos, las sátiras, las burlas, los acertijos, las trovas y los más variados epítetos. En lugar de favorecer el cambio generacional y los nuevos liderazgos políticos defraudan el voto de confianza y las expectativas de sus 303.420 electores.

 

La mala acción, la inseguridad, la incoherencia y las diferentes disposiciones efectistas dejan la idea de un alcalde partidario del populismo, endeble, sin criterio ni personalidad definida. Daniel Quintero Calle cede con facilidad a la presión política, a los intereses de unos cuantos y en particular, al miedo de perder adeptos. No obstante, se percibe confundido, temeroso, repentista e inexperto.

Enfoque crítico – pie de página. El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, no es un político intelectual que sobresalga por el argumento indiscutible, la perspicacia y la habilidad para gobernar. Apenas comienza, y va de mal en peor.