El caso del contrato con la firma Selecta Consulting Group para monitorear a concejales, periodistas y líderes de derechos humanos merece una explicación más clara de la Alcaldía.
La descalificación de algunas de las personas monitoreadas y los adjetivos que se utilizan las ubican con el rótulo “bajo sospecha” frente a la administración.
Y no deja de transmitir cierto tufillo de que quien no está conmigo, está contra mí…
Las otras inquietudes son obvias: ¿para qué necesita esos monitoreos la Alcaldía de Medellín y qué van a hacer con ella?
Y finalmente, ¿cómo hacemos los periodistas para no publicar lo que está sucediendo en la ciudad, y sobre todo de lo que está pasando con EPM, la empresa más querida por los antioqueños?
Ahora, publicar la verdad no es hacer oposición…
En diálogo virtual con varios empresarios antioqueños radicados en Bogotá, se comentó que por esos lares se dice con insistencia que el expresidente César Gaviria (foto) es uno de los principales consejeros del alcalde de Medellín, Daniel Quintero.
María Isabel Rueda también lo insinúa en su columna de hoy titulada EPM: ¡patas arriba!
Cuando se refiere a la renuncia de la junta directiva de EPM, anota lo siguiente:
“¿Pero por qué hace eso el alcalde Quintero? ¿Quería patear el tablero del notablato paisa para crear un nuevo estilo? No sabemos muy bien si en ello está influenciado por Gustavo Petro, por César Gaviria, o miti miti. Pero es evidente que, para defenderse, Quintero ha sacado a relucir la lucha de clases. Cierto que el alcalde tiene una hoja de vida de admirable superación, pero esto no se reduce a que los empresarios paisas están bravos con el niño vendedor de dulces de antaño”.
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