Es un gran desafío encontrar a un colombiano que sea capaz de investigar e impartir justicia con transparencia
Por Diana Calderón.
El País de Madrid.
La llegada de un nuevo Gobierno hace ya nueve meses que quiere ajustar los acuerdos de paz firmados con la guerrilla de las FARC para recomponer el tribunal de justicia transicional, entre otras estructuras en la que se soporta el acuerdo del fin del conflicto firmado por el expresidente Juan Manuel Santos, ha terminado por someter a los jueces a la más dura presión política. También a cometer serios errores en el camino, en su mayoría inducidos por el fiscal saliente como lo prueba la recaptura, horas atrás, de Jesús Santrich, quien claramente se ve cometiendo un delito desde hace un año sin que la justicia ordinaria asumiera su proceso como le correspondía.
Dos temas de interés histórico para Estados Unidos como son la extradición y la búsqueda de un aval para regresar a la fumigación del glifosato para erradicar cultivos ilícitos, terminaron con visados retirados a magistrados o al menos la amenaza de su retiro. No es menester confundir el retiro de visados a otros togados involucrados en actos de corrupción. Pues bien retiradas están las últimas que no las primeras. (Lea la columna).
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