El nombramiento del historiador Darío Acevedo como director del Centro Nacional de Memoria Histórica ha relanzado la epidemia de los mamertos que en Colombia han sido. Interpretaciones acomodadas sobre algunos conceptos del DIH, y ante todo por la gallada de contratos de prestación de servicios que cobijan a más de 280 funcionarios “juramentados” de pertenecer a la “izquierda” mamerta antinacional. La Memoria Histórica vista con la lente de victimarios y de personas deformadas por el compromiso de escribirla en favor de las guerrillas y de condenar al Estado democrático, a sus fuerzas militares y policiales, plataforma que servirá para indemnizaciones, subsidios, privilegios en la adjudicación de servicios públicos y esconder la mano criminal de “los combatientes” en los espacios rurales y en los militantes clandestinos de las ciudades.(Lea la columna).
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