Ya es axiomático que Colombia tiene que vivir de escándalo en escándalo, y por ello estos episodios escasamente duran unas horas o escasos días, pues a medida que cada uno de ellos va desapareciendo, llega el otro para saciar la voracidad del ciudadano común.
Unas veces son las chuzadas con rimbombantes generales comprometidos; otras los carteles de la toga o de la hemofilia; también los hay de índole sexual en ambos sentidos; las violaciones y la pedofilia; en fin, en el país hay de todo y para todos los gustos.
El otro episodio escandaloso pero ya diluido y perdido entre el fárrago noticioso, fue el relacionado con el Supermán criollo, alias “Guacho” (foto), quien como Pedro por su casa, sigue caminando por las enmarañadas selvas del sur del país con dos tiros de fusil en su espalda, burlándose de más de dos mil hombres que lo persiguen.
Hoy se cumplen dos semanas del pomposo anuncio que daba a entender que Guacho ya estaba en las manos de las autoridades, espectacular primicia dada por el presidente Duque y luego reafirmada por el ministro de la defensa, Guillermo Botero.
Pero el Guacho, pese a todo, sigue ahí. (EJE XXI).
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