18 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Quorum de nietos 

 

Por Oscar Domínguez G.

Por fin pasamos del amor por Skype con nuestros nietos australianos al contacto físico; de la fría caricia cibernética a catorce mil kilómetros, a los besos en cachetes con pecas. Como la montaña no fue a ellos, los mellizos Mateo y Patrick vinieron a la montaña desde Melbourne.

No fue fácil para los abuelos paternos darles el amor represado durante ochos años. Cada vez que pasaban por nuestro lado los acosábamos a punta de picos y abrazos.

Nos saludaban en su naciente español: «Hola, abuela» o «abuelo», y en ese momento nacía una estrella. Los abuelos tercermundistas revirábamos con el clásico “I love you”, aprendido a marchas forzadas en el Duolingo.

Para dármelas de original, le intrigué al sabelotodo tío Google traducción para esta frase: “Bacancitos, nos despiporramos,  nos volvemos hilachas, ripio, nada por ustedes”. Google anda buscando sinónimos.

Saben ellos que en el abuelo tercermundista tienen bobo propio hasta la consumación de los siglos. Copiándonos del irreverente arquitecto-guaduólogo, Simón Vélez, ratificamos que los nietos son la prueba reina de que existe la reencarnación.

En paisalandia los dos de Melbourne conocieron a sus primitas Sofía e Ilona, de seis y cuatro abriles. Fue como si “antes de conocerse se adivinaran”. (Lea la columna).