7 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

¿Qué hacer con las inundaciones? (1)

Jose Hilario Lopez

Por José Hilario López 

La Revista Dina, órgano de la Facultad Nacional de Minas, en su edición 173 de junio del 2012, cuando apenas se estaba haciendo la evaluación de las afectaciones del Fenómeno Niña en la macrocuenca Magdalena-Cauca, con este mismo título, en su página editorial publicó un texto de mi autoría, donde se analizaban las causas de las recurrentes amenazas a que estaban sometidas las poblaciones ribereñas ubicadas en las zonas bajas de nuestros grandes ríos que drenan la región andina, y se proponían algunas líneas de acción para mitigar los riesgos asociados.  (https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=49623206001).

Las inundaciones que han estado afectado principalmente las poblaciones de la región de La Mojana y de las zonas aledañas al canal del Dique, se presentan por causa de la invasión – por ganaderos, colonos y obras de infraestructura –  de las ciénagas y zonas bajas conectadas con el canal principal, donde el río amortiguaba sus crecientes, ya que el canal principal por sí sólo es incapaz de evacuar caudales máximos.

El Cambio Climático hace que la intensidad de las precipitaciones en la hoya hidrográfica tributaria de los ríos que drenan la región andina, en especial el Magdalena, el Cauca y el Atrato, así como los que drenan el flanco oriental de la Cordillera Oriental hacia la cuenca del Orinoco, genere avenidas torrenciales que incrementan los caudales máximos de los ríos, lo que conlleva altas tasas de sedimentación e inundaciones en las zonas bajas.

En la actual temporada de lluvias, la nueva Niña que ha estado afectando nuestro país desde hace casi tres años, creo que vale la pena insistir y complementar las recomendaciones incluidas en el referido editorial de la Revista Dyna. A lo cual quisiera agregar algunas apreciaciones sobre la viabilidad de tres megaproyectos que se van a ejecutar en la cuenca Magdalena-Cauca, a saber: 1). La rehabilitación de la navegabilidad del río Magdalena, 2). Obras de protección contra inundaciones en la región de La Mojana y 3). Obras de protección contra inundaciones en la zona del Canal del Dique.

1.  La navegabilidad del río Magdalena.

Después de que la ANI en el cuatrienio anterior declarara desierta la adjudicación del proyecto de Alianza Público Privada para rehabilitar la navegabilidad del río Magdalena, Cormagdalena está estructurando un nuevo proyecto que se ejecutará como obra pública para el dragado del canal del río, que garantice su navegabilidad durante todo el año en el tramo aguas abajo de Barrancabermeja, hasta Barranquilla. Parece que el Gobierno Nacional desconociera las conclusiones de expertos reunidos en el Foro Nacional Ambiental celebrado en la Universidad del Norte en 2015, incluidas en el libro ¿Para dónde va el Río Magdalena? Riesgos Sociales, Ambientales y Económicos del Proyecto de Navegabilidad, editado en 2015 por el exministro del Ambiente Manuel Rodríguez.

Los expertos participantes en el referido foro coincidieron en que la respuesta a dicha pregunta sólo puede encontrarse en un diagnóstico completo sobre el estado de la macrocuenca Magdalena-Cauca y sus tendencias, que para el proyecto de navegabilidad se pueden concretar en la evaluación de la gran producción de sedimentos en la hoya hidrográfica aportante, y consecuente sedimentación en el canal que se pretende habilitar para operar grandes embarcaciones fluviales.

La producción de sedimentos en la macrocuenca Magdalena-Cauca se debe en gran parte a la deforestación que había destruido (datos del año 2015) el 77% de la cobertura vegetal original, la cual en un 42% se produjo en las tres últimas décadas, a lo que se agregan las explotaciones mineras, en especial para la extracción de oro aluvial, centradas en el Bajo Cauca y nordeste antioqueño, así como en el sur del Departamento de Bolívar. La deforestación para convertir el bosque nativo en potreros sobre laderas y cultivos ilícitos, así como el auge minero por el alza de los precios del oro han dado lugar a que, durante las dos últimas décadas los sedimentos que llegan a los ríos Cauca y Magdalena se hayan incrementado en un 33%. Todo esto se puso en evidencia cuando durante el último Niño (2015-2016), el bajo caudal de nuestro gran río expuso las grandes barras de sedimentos depositadas en su lecho.

Según el investigador Juan Darío Restrepo Ángel, uno de los mayores conocedores de los aspectos ambientales y bióticos de río Magdalena, la cantidad de sedimentos que transportaba el río en el año 2015 totalizara 184 millones de toneladas. Gran parte de estos materiales se deposita en el lecho, obstruyendo el canal navegable. Aquí está planteado el problema a resolver por el proyecto de Cormagdalena: Remover, mediante dragado y altísimos costos, este inmenso tonelaje de limos y arenas y disponerlos en lugares todavía no definidos. Lo primero que hay que cuestionar, es por qué no se evalúa la alternativa de, mediante prácticas de conservación de suelos de ladera y de control de erosión, retener los sedimentos en su fuente.

Se estima que el proyecto de Cormagdalena tiene un costo cercano a $2,02 billones, pero falta por saber cuando valdría el dragado que garantice la navegabilidad del río de manera permanente. Tal como me lo enseñaron mis maestros de evaluación de proyectos, en especial mi inolvidable amigo y colega Francisco de Paula Gómez Giraldo (qepd), lo primero que hay que hacer en cada proyecto es un estudio de mercado. Para el presente caso, se requiere evaluar qué porcentaje de la carga originada en Barrancabermeja o acopiada en este puerto preferiría el transporte fluvial, en lugar de la Ruta del Sol y del Ferrocarril del Atlético.

En próxima entrega continuaré con los casos de La Mojana y del Canal del Dique.