26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

“Nos mataron al Gobernador”, Toño Roldán

@GobAntioquia

Así tituló El Mundo hace 30 años en su primera página, para dar la lamentable, reprochable y triste información del asesinato el 4 de julio de 1989 del Gobernador de Antioquia, el médico liberal Antonio Roldán Betancur 

Era la época en que los jefes del narcotráfico le habían declarado la guerra a muerte al Estado colombiano que había emprendido una batalla contra los criminales de los carteles de la droga, que incluía el tratado de extradición.

Pero la violenta muerta de Toño Roldán fue todo un absurdo, porque luego de tres décadas se mantiene la versión que el ataque criminal, con bomba a control remoto, no estaba dirigido contra él, pero su vehículo oficial fue confundido por los autores que lo volaron cuando transitaba por inmediaciones de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot rumbo a La Alpujarra, a eso de las 7:30 a.m.

Roldán Betancur fue un dirigente deportivo, del sector salud, político y público siempre muy apreciado en Antioquia. Un hombre sencillo, carismático, muy cercano a la gente, se hacía querer y se dejaba querer.

Se abrió camino político en el Directorio Liberal de Antioquia como secretario de Salud y diputado con fuertes raíces en la región de Urabá a la cual contribuyó con muchas acciones, hasta ser nominado y designado Gobernador del departamento. Eternamente permanecerá la memoria de Antonio Roldán, quien además fue una persona muy respetuosa y diligente con el periodismo regional.

Y esta ocasión sirve para recordar que Antioquia ha sido la única región de Colombia en la cual han sido asesinados violentamente dos gobernadores en ejercicio. Primero Roldán y luego Guillermo Gaviria Correa, este a manos de las Farc hace ya 16 años. (Con datos de Nacho).

De Medellín abraza su historia

El gobernador de Antioquia, Antonio Roldán Betancur murió en el incendio que se desató luego de la explosión de un carrobomba activado por miembros del cartel de Medellín. Algunas versiones afirman que el atentado fue un error e iba dirigido a un coronel de la Policía Valdemar Franklin Quintero. 

A las 7:00 de la mañana, del 4 de julio de 1989, murió el gobernador de Antioquia Antonio Roldán Betancur, cuando explotó un carrobomba activado a control remoto por terroristas del cartel de Medellín. Los hechos sucedieron en el momento en que se movilizaba una cuadra abajo de la pista de patinaje dela Unidad Deportiva Atanasio Girardot, por el barrio Florida Nueva, con dirección a su despacho en el Centro Administrativo La Alpujarra.

La onda explosiva levantó al vehículo oficial del pavimento e hizo que chocara contra un poste, en el antejardín de una vivienda. Posteriormente se desató un incendio que terminó con la vida de Roldán Betancur, de 44 años.

Por la magnitud de la explosión otras seis personas murieron: tres miembros del cuerpo de seguridad del gobernador, entre ellos Luis Eduardo Rivas Tobón y Luis Fernando Rivera Arango; el concejal conservador Rodrigo de Jesús Garcés Montoya, quien pasaba por el lugar; Alberto Moreno Saldarriaga, un joven estudiante que viajaba en el vehículo oficial, y Rigoberto Hernández, un empleado del Tren Metropolitano.

Ola de repudio

El gobernador de Antioquia se dirigía a presidir un consejo de seguridad en el que daría un discurso sobre el derecho a la vida y la importancia de alcanzar la paz. Sin embargo, la violencia se lo impidió e hizo que fueran otros quienes recordaran la necesidad urgente de detener la violencia.

En su sepelio, que se llevó a cabo en Campos de Paz, el presidente Virgilio Barco manifestó que este crimen era un acto de barbarie que necesariamente debía provocar solidaridad de todos en favor de los valores democráticos por los que “durante tantos años hemos trabajado con tanto empeño los colombianos”.

Un hijo del Urabá antioqueño

Antonio Roldán Betancur estudió medicina en la Universidad de Antioquia. Fue gerente de Corpourabá y director de Coldeportes, desde donde trabajó para darles mayores oportunidades a los deportistas colombianos. Mantuvo una estrecha relación con la región del Urabá antioqueño. Despertó celos y envidias entre los líderes políticos de esta zona, que vieron cómo se convirtió en una figura querida y respetada.

En su trayectoria se destaca la labor como diputado a la Asamblea de Antioquia por el Partido Liberal, en el ejercicio de sus funciones tuvo en cuenta sectores que tradicionalmente habían sido olvidados.

Este atentado demostró que los narcotraficantes no tenían límites y que, en su guerra con el Estado y los carteles de la guerra, cualquier forma de destrucción era válida.