Contra viento y marea, y contra sentencias claras de las Cortes, el presidente Ivan Duque expidió esta semana el decreto que faculta a la policía para retener a cualquier parroquiano en la calle por sospechar que tiene algo de droga en su poder y someterlo a minuciosa requisa.
El gran objetivo de la criticada norma es acabar con el micro tráfico, algo inalcanzable con esta clase de medidas que más bien parecen ser dictadas para la galería que para afrontar la triste realidad.
Es una verdad irrefutable y los hechos y la historia así lo demuestran, que cualquier prohibición lo único que hace es valorizar lo vetado, y en el caso que se comenta no parece que se vaya a presentar la excepción. (EJE XXI).
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