Por Francisco Becerra
A 100 Km. de Cali queda el Municipio de Trujillo, un bello pueblo cafetero que no tiene nada que envidiarle a Filandia y a Salento; se llega por una muy buena carretera pavimentada, tiene 20 mil habitantes y, además de café, tiene 6 mil hectáreas sembradas de aguacate.
Trujillo es el municipio del agua; tiene el páramo mejor conservado del mundo, donde se pueden observar frailejones milenarios, bosques de niebla, cascadas y toda la naturaleza del singular bosque húmedo tropical, influido por los vientos del Mar Pacífico.
El jardín del Valle, como es conocido, propicia a sus visitantes toda la oferta turística para gozar en gran tranquilidad de la cordialidad de su gente, deleitar manjares y hacer paseos inolvidables.
Paseo en “yipeto” (campero típico de la zona cafetera), ruta de la abeja, ruta a las fincas cafeteras para observar toda la faena del café, excursiones a las reservas naturales, paseos en bicicleta, cabalgatas, pesca en lagos, baño en aguas temperadas, piscinas naturales, toboganes y jacuzzis, “canopy”, mini granjas donde se pueden alimentar los animales, miradores, cascadas y, caminatas por senderos de orquídeas y heliconias, son las múltiples actividades que pueden hacerse en Trujillo.
Se puede visitar durante el día o quedarse en muy buenos alojamientos como el Hotel Trujillo, situado en el parque principal o en hostales en fincas cafeteras; también hay “glamping” y cabañas
Llegan al parque principal, al costado sur está un centro de orientación turística, ahí los atienden unas jóvenes enamoradas de su terruño y los informan de todo. Les recomiendo preguntar por Charly el duende, personaje digno de conocer, quien les explicará todo sobre la leyenda del duende encantado del Páramo del Duende; déjense guiar por él y vivirán una experiencia única.
No puedo dejar de hablar de glotonería; la comida de Trujillo es estupenda; las rellenas y todos sus platos típicos del Restaurante el Balcón de Marina; la chuleta de El Café de Pipe; la bandeja paisa trancada del Restaurante Rural La Fontana; el sancocho del Centro Turístico La Carmelita (descrestante lugar). Hay también excelentes cafeterías con cafés selectos en todas partes; no se sabe cuál es el mejor. Los dulces de café y miel de abejas super recomendados.
Trujillo es felicidad, en su parque encuentras personas jugando dominó o parqués. No se extrañen si encuentran al alcalde, José Luis Duque, hablando con los ciudadanos en una banca, al lado de la fuente de los deseos. Hoy Trujillo es un reducto de paz y tranquilidad.
En esta semana Santa, si están por el Valle, no dejen de visitar y vivir el encanto de Trujillo, tiene el clima perfecto. Dese un borondo por Trujillo, donde no hay guías turísticos sino promotores de un territorio de felicidad. Ellos son los inventores del famoso “turismo PU” (putamente feliz).
Ñapa: Antes de subir a Trujillo hay que atravesar Riofrío; no dejen de comerse unos plátanos aborrajados y probar el bofe. Ese municipio ostenta el título de la capital universal del bofe. (Opinión).
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