7 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los resultados de las pruebas académicas de estado para bachilleres son Fake News

Por Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

 “Entre más se use un indicador social cuantitativo para la toma de decisiones sociales se estará más sujeto a presiones de la corrupción, y será más propicio para distorsionar y corromper los procesos sociales que intentan monitorear. Cuando los puntajes en los tests se convierten en la meta del proceso de enseñanza ambos pierden s u valor como indicadores del estatus de la educación y distorsionan los procesos educativos en modos no deseados” -Donald T. Campbell

Debido a la coyuntura mundial actual el gobierno nacional ha suspendido provisionalmente la aplicación de la prueba de Estado para bachilleres y ha señalado que mediante decreto flexibilizará el proceso de admisión a la educación superior, asunto que siempre debió ser del fuero de la autonomía universitaria. La suspensión ha llevado a que las instituciones de educación superior varíen en algo, y de emergencia, sus criterios de admisión. Algunas han recurrido a entrevistas, al ranking de los colegios en años anteriores en esas pruebas y a calificaciones en el bachillerato. O sea, esas pruebas, cuyos resultados desde sus orígenes se han convertido en fake news que muchos devoran como ciertas, no serán requisitos, por ahora, para ingreso a la educación superior.

Tuvo que llegar una pandemia para que al fin se reconociera que esa pruebas no han cumplido ni cumplen un fin pedagógico o social útil y valedero. La sociedad y las instituciones educativas pueden existir y ser más exitosas e innovadoras sin esos exámenes, los cuales por sí mismo y de por sí han tratado, con mirada obtusa y añeja desde 1968, definir qué es una educación de calidad. Ellas mismas se han constituido en un obstáculo para la actualización pedagógica y la innovación educativa que pueden liderar maestros y directivos escolares hoy acosados por el fantasma de los rankings que se generan con sus inválidos resultados. A la vez, se han constituido en uno de los factores que afectan la calidad de la educación y la consecución de sus metas sociales para la vida social, productiva y democrática de este siglo XXI. Las altas metas sociales y personales de la educación no se centran, ni están articuladas, a la obtención de una determinada puntuación en exámenes de Estado para bachilleres y tampoco en las pruebas estandarizadas internacionales como PISA.

  • Son fake news porque de tanto repetir su no probada importancia y eficacia para mejorar los procesos formativos se han convertido en cierta la falsedad y el engaño colectivo.

  • Fake news porque se ha hecho creer, sin fundamento, que tienen un fin legítimo.

  • Fake news porque configuran una visión particular y excluyente del mundo.

  • Fake news por qué de los resultados en ellas se apropian determinados sectores o instituciones para posicionar su propia imagen ante la sociedad, los padres de familia y los subyugados estudiantes que sienten y viven a diario la inutilidad de ellas para su vida presente y futura.

  • Son fake news porque no valoran, excluyen y estigmatizan a los estudiantes más talentosos, creativos y con pensamiento divergente.

  • También son fake news porque los alumnos saben que en el corto y largo plazos el puntaje obtenido pasará al olvido, nadie ni ninguna organización indagará por esos resultados.

  • Fake news porque sus resultados se usan para denigrar de las escuelas públicas y de sus muy valiosos maestros.

  • Fake news porque engañan a muchos y los enceguecen para ver ilusiones y ocultar el muy evidente modelo educativo desgastado e ineficiente con sus prácticas curriculares fenecidas y embalsamadas por algunos.

  • Fake news que no deja que muchos puedan reconocer la necesidad de enfrentar la severa y muy necesaria tarea de innovación transformadora del muy añejo y desactualizado modelo educativo.

  • Fake news porque para muchos ocultan realidades del mundo actual con todas las transformaciones y afectaciones sociales y culturales que se nos vienen encima.

  • Son fake news porque promueven la obtención de más altos puntajes por fuera de los esfuerzos para promover mejores, más altos, significativos y pertinentes aprendizajes.

  • Son fake news porque no se asocian a la formación para la vida ciudadana, la democracia, la protección del planeta y su biodiversidad.

  • Son fake news porque llevan a que se gaste mucho dinero y tiempo  de muchos padres  preparando a los estudiantes para las pruebas consideradas con falsedad consentida como los criterios para el éxito futuro en la vida.

  • Son fake news porque dejan por fuera intereses y habilidades de los alumnos, así como metas formativas importantes en los campos sociales, humanísticos, el arte, la cultura, la educación física y la salud.

  • Son fake news porque no promueven la formación en las habilidades socioemocionales esenciales y propias de una educación signada de humanismo.

  • Sonfake news por que se asocian a la trampa y a la corrupción como bien se ha demostrado en varios casos.

  • Son fake news porque castigan a los maestros y escuelas que innovan en sus prácticas pedagógicas.

  • Son fake news porque no han servido para promover una educación de calidad al alcance de todos los colombianos y han privilegiado a sectores sociales con discriminación de otros, usualmente los marginados, los de zonas no metropolitanas, las minorías y poblaciones alejadas del centro del país.

  • Fake news por qué de ellas y de sus resultados se apropian determinados sectores o instituciones de la sociedad, unos para posicionar su propia imagen ante la sociedad, padres de familia y estudiantes, y para denigrar de las escuelas públicas y de sus muy valiosos maestros.

    Los resultados que se entregan y se divulgan  de las pruebas estandarizadas de Estado para bachilleres son, además, fake news porque:

  • Son claro ejemplo de la “Ley de Campbell” presente en el epígrafe de este artículo la cual dice que: “Entre más se use un indicador social cuantitativo para la toma de decisiones sociales se estará más sujeto a presiones de la corrupción, y será más propicio para distorsionar y corromper los procesos sociales que intentan monitorear. Cuando los puntajes en los tests se convierten en la meta del proceso de enseñanza ambos pierden su valor como indicadores del estatus de la educación y distorsionan los procesos educativos en modos no deseados”.

  • Ellas vuelven hoy obsoleta la razón fundamental de una educación innovadora, humanista y transformadora como “la aldea de la educación” que ha propuesto Su Santidad Francisco para tener  nuevo humanismo educativo, una humanidad más fraterna y otros modos de entender la economía, la política, el crecimiento y el progreso.  (https://rb.gy/o9hafu).

    Hoy a lo largo y ancho de todo el mundo las universidades han sido forzadas a variar sus criterios de admisión. En Estados Unidos tampoco han tenido muchas otra opción que prescindir de las pruebas estandarizadas para bachilleres SAT (Scholastic Assessment Test) y ACT (American College Testing) para admitir a nuevos estudiantes. Bien se ha destacado que han tenido que recurrir a “lo impensable”: prescindir de esas dos pruebas.  Ha surgido en ese país un fuerte movimiento para que la presentación de esos exámenes sea opcional, lo cual tiene posibilidades y camino ya recorrido porque más de 100O de ellas ya lo habían hecho antes de la pandemia del COVID – 19. Entre las que consideran prescindir deseos tests está la muy reconocida Universidad de California.

    Una organización dirigida por estudiantes (https://www.stuvoice.org/) lidera programas para la formación de los alumnos como agentes de los cambios políticos y sociales. Con el fin de avanzar en la idea de procesos de admisión inclusivos más allá de los basados en pruebas estandarizadas realizaron a mediados de abril de 2020 un encuentro de estudiantes y representantes de muchas universidades. Muchas de éstas (algunas desde 2005) ya han anticipado que prescindirán de ellas.  Están las universidades frente a un futuro menos cierto en medio del decreciente número de alumnos año por año, de la inseguridad de cuántos regresarán después del cierre por la pandemia, de recortes presupuestales estatales, de los impagables costos de matrícula y manutención, del incremento en sus pasivos y disminución de ingresos financieros, de la restricción de la inmigración y de su dependencia financiera de un alto número de alumnos extranjeros, especialmente de China y otros países de Asia.

    Se ha dicho con respecto a las universidades británicas que: “Cientos de millones de libras esterlinas se perderán por la cancelación de aspirantes a admisión por parte de estudiantes extranjeros”, las que dependen en sus ingresos de los 120.00 estudiantes que tienen de China y otra cantidad grande de otros países asiáticos. (https://rb.gy/qyawgr).

    En países de Europa se ha cancelado la aplicación de tests de lenguas extranjeras y académicos como IELTS y  TOEFL (tests de inglés), GREGMAT (tests para postgrados) usados como criterios de admisión. En otros  países como Australia se ha seguido un camino similar.

    El Centro Nacional para Exámenes Justos y Abiertos (“FairTest. The National Center for Fair and Open Testing”. https://rb.gy/luqbsk)  focaliza su trabajo en el avance  de la calidad de la educación y de la igualdad de oportunidades promoviendo evaluaciones de estudiantes que sean abiertas, válidas y de beneficio para los estudiantes, los profesores y las instituciones educativas. Impulsa esa organización, a la vez, finalizar con el mal a uso y las limitaciones de los tests estandarizados que impiden el alcance de esas metas. Pone ese Centro énfasis en la eliminación de las barreras raciales, de clases, de género y culturales presentes en los tests estandarizados, barreras que dañan la calidad de la educación. En la página de esa Organización se encuentran ensayos que muestran cómo son inconvenientes y cómo ellos dañan la calidad de la educación. Se listan ahí las más de 1130 instituciones de educación superior que, a abril de 2020, han optado por una variedad de criterios flexibles para admisión a la educación superior.

    En “The Economist” varios autores han indagado sobre la validez de esos exámenes  y si sus puntajes son la espina dorsal de la meritocracia o el eje central de los privilegios. Se advierte que los dueños de las empresas privadas que los venden ejercen presión alegando las fortalezas que tienen, pero como se señala uno de los artículos: “Todas las medidas de preparación para la universidad están afectadas por la inequidad social y no es ninguna sorpresa, pero si infortunio, que los estudiantes de los sectores más pobres sean los de peor desempeño”. (https://rb.gy/vtv8pp).

    El muy reconocido internacionalmente periódico “Christian Science Monitor” indaga si la opción que han tenido muchas universidades de alejarse de los tests estandarizados como criterio de admisión se trata de un pensamiento revolucionario y si dicha opción está contribuyendo a un cambio profundo en la sociedad sobre la manera cómo las universidades valoran los méritos y refuerzan la importancia de los talentos, valores y el carácter de los estudiantes. (https://rb.gy/fn3zir). 

    Un estudiante ha afirmado de manera lapidaria que alguien que se desempeña bien en un examen estandarizado sólo indica que es bueno para tomar un test estandarizado. Nada más que eso.

    Es en serio, hay que acabar con el juego de la exclusión en la educación mediante exámenes y trabajar por procesos sólidos de construcción de un orden social que sea más justo y equitativo.