Por Rubén Darío Barrientos G. (foto)
Todos recordamos en septiembre del año 2017, cuando Rodrigo Londoño, antes conocido como Timochenko, invitó a Ernesto Samper Pizano a que diera a todos los asistentes un emotivo discurso, que incluía consejos para el naciente partido político Farc-EP. Fue durante el Congreso Nacional de esa colectividad. Allí Samper, vibrante, les habló de camaradas a todos e invitó a la conformación de un gran bloque progresista. Los analistas políticos, señalaron a Samper como el indecoroso “jefe de debate” del nuevo partido de las Farc. Y en su alocución, hizo una pregunta venenosa: “¿Por qué le vamos a dejar a la derecha, la construcción de un estado exitoso, si nosotros tenemos propuestas efectivas para sacar adelante los proyectos?”. Además, se embriagó en poemas y elogios para Cuba. Fue algo ridículo.
Pues bien. Dilecto a las ukases de La Habana y como admirador que es de su gobierno, Samper estuvo de vacaciones de fin de año en ese lugar que, por supuesto, es un buen paseadero y pare de contar. Y en sus trinos, calificó a la revolución cubana como la “revolución de la igualdad”. Samper consideró que “el legado de la revolución era cero analfabetismo, cero desempleo, atención integral en salud, vivienda para todos, educación gratuita, comida para todos”. A lo que el director adjunto del diario español ABC, le ripostó en una columna: “¿Cuánto tiempo seguirá Samper impune por el mundo? Y Andrés Pastrana –uno de sus enemigos históricos más enconados–, ni corto ni perezoso, engarzó un tuit con los pronunciamientos de Ramón Pérez-Maura. (Lea la columna).
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