2 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La caída del Mónaco

 

Por Saúl Hernández Bolívar (foto)

Al edificio Mónaco había que demolerlo no solo porque estaba en ruinas, sino porque no tenía un valor arquitectónico ni de ninguna otra índole.

En Colombia, no hay tema que no polarice; vivimos en un tira y afloje eterno, aun en temas que no deberían despertar mayores polémicas. El último es el derribamiento del edificio Mónaco, una de las tantas residencias familiares del narcotraficante Pablo Escobar.

La tesis de los ‘demolicionistas’ es que hay que acabar con la memoria de este cruento victimario y dejar de glorificarlo y convertirlo en una figura mítica, para pasar a contar la historia desde el lado de las víctimas. Por su parte, los ‘conservacionistas’ alegan que el edificio debió convertirse en un museo para no olvidar la época del narcoterrorismo y así no repetir la historia.

Hay que empezar por decir que el Mónaco se demolió básicamente por dos razones: una, que estaba en ruinas tras años de un progresivo deterioro, y ponerlo a punto costaba 33.000 millones de pesos (US$ 10 millones) según un estudio de la Universidad Nacional. La otra, es que los vecinos estaban hartos de ver el desfile de turistas de baja estofa que visitaban el Mónaco a diario como en una especie de peregrinación. (Lea la columna).