19 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Francia Márquez sigue sujeta al neocolonialismo 

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Ivan Guzman

Por Iván de J. Guzmán López 

A la hora de señalar incoherencias dolorosas de este gobierno, debemos empezar por la cabeza, representada en el señor Gustavo Petro, con sus cientos de promesas incumplidas, incluida la que hoy le estalla en las manos y destroza al pueblo colombiano. En una entrevista de prensa, durante su campaña, a una de las preguntas formuladas por la revista Semana, contestó: … “a los tres meses de ser presidente se acaba el ELN en Colombia porque se hace la paz”.

En segunda instancia, de manera vulgar y desabrochada, está su fórmula electoral, la señora Francia Márquez Mina, actual vicepresidenta de Colombia, originaria del corregimiento de La Toma, Suárez, Cauca. A la hora de su posesión, afirmó: “Juro ante Dios, el pueblo de Colombia, mis ancestras y ancestros, respetar la Constitución y trabajar por los colombianos y colombianas que históricamente han estado excluidos, hasta que la dignidad se haga costumbre”.  

Como en Colombia, sin un ministerio, los vicepresidentes son un florero, la vicepresidenta exigió el suyo, con el agravante de que no se le entregó  existente alguno, sino que se creó uno para ella, a la medida de su juramento: “juro… trabajar por los colombianos y colombianas que históricamente han estado excluidos, hasta que la dignidad se haga costumbre”. Resultado final, al pomposo título de vicepresidenta, se le agregó el de ministra de Igualdad y Equidad, cero kilómetros, con un presupuesto vigente de $1,8 billones, de los cuales, según cifras del Portal de Transparencia Económico, solo ha ejecutado 0,14%; es decir, el costo de la burocracia creada que, seguramente, beneficia a “colombianos y colombianas que históricamente han estado excluido”. Esto se colige del desglose de los gastos que hizo la Unidad de Datos de EL TIEMPO con base en la información oficial: “En ese sentido, las cifras muestran que, de todo el dinero que ha utilizado el Ministerio, este se ha usado en su mayoría para el pago de salarios y temas relacionados con nómina”. 

A la creación de este elefante, y al desempeño deficiente, capaz de tumbar a cualquier servidor público en un gobierno que verdaderamente trabaje por el pueblo, le sumamos metidas de las de caminar cuando, recién posesionada, en un discurso ante cientos de personas, aseguró que “los huevos la papa y la yuca vienen de Alemania”. Andando el tiempo, cuestionada por su medio de transporte, un helicóptero del Estado para llegar a su casa en Dapa, a las afueras de Cali, respondió, con rabia ancestral: “De malas. Pueden llorar. Soy la vicepresidenta de este país y, mientras lo sea, el Estado tiene la responsabilidad de brindarme todas las garantías de seguridad«. 

Hace poco, durante un debate de control político en la Cámara, la ministra se defendió de las críticas por la falta de respuestas a un cuestionario sobre la ejecución de su despacho. Ante las reacciones de los citantes a la ausencia de respuestas al cuestionario enviado a la ministra, previo al debate, ésta respondió en tono ramplón, casi infantil: “Lo que aquí se ha mencionado no es cierto. Quiero dejar la constancia de que no es cierto que como Ministra de la igualdad no se haya dado una respuesta. Aquí está la respuesta y aquí está la constancia de que al correo que tenemos de esta Comisión se envió el día ayer, a las 9:22 de la mañana, la respuesta al cuestionario. Que rebotó. Dos veces lo mandamos. Rebotó. Eso ya no es problema mío, ni del Ministerio”. Parece que no dispone, ese ”desfinanciado” ministerio, de un servidor en materia de informática, que sepa qué hacer si un correo de la ministra para la cámara de representante, ¡rebota! Si estuviésemos ante legisladores responsables y cumplidores constitucionales del control político, la ministra tendría que haber entregado su escarapela al Dapre; sin embargo, nada pasó. Mis 24 años de trabajo en el sector privado me dicen que si un funcionario responde de semejante manera, el correo rebota y a él lo botan de inmediato. 

Según El Diario de Pereira, no obstante las metidas de pata de la vicepresidenta, su jefe y mentor, contrario a una política de austeridad y respeto por el erario público, el presidente Petro sale en defensa de la vicepresidenta y ministra de la Igualdad, Francia Márquez. Tras la revelación de El Espectador sobre los gastos en viáticos de sus viajes internacionales en los cuales Márquez ha gastado alrededor de 86 millones de pesos colombianos (US$21.568) en viajes durante sus dos años en el cargo, una cifra que supera ampliamente la de su antecesora, Marta Lucía Ramírez (aquí no funciona el retrovisor) quien gastó cerca de 35 millones de pesos en el mismo período, Petro argumenta que “estos viajes son esenciales para atraer inversiones y visibilidad internacional”; y subrayó que “seguirá viajando más, debido a los beneficios que estos desplazamientos traen al país”. 

Pero ahora no solamente viaja; ahora invita a personajes que aparecen en Netflix, atendiéndoles con derroche real, y exponiendo a comunidades negras y olvidadas, como en las épocas del colonialismo inglés en su África ancestral: 

El jueves 15 de agosto de 2024, el príncipe Harry y su esposa Meghan Markle (una periodista repudiada por la corona inglesa) llegaron a Bogotá para cumplir con una agenda de eventos relacionados con ”causas sociales” en el territorio nacional, en una invitación que fue hasta el domingo, 18 de agosto. 

Francia Márquez, dijo que invitó al príncipe Harry y Meghan Markle a Colombia luego de ver la serie de Netflix sobre su vida. Ante los medios, Justificó la invitación señalando su admiración por los duques Sussex y su historia, luego de verlos en una serie de  Netflix. Esta visita puso en el centro del debate la gestión de los recursos públicos y la coherencia de las políticas gubernamentales del país. 

La llagada del príncipe Harry y Meghan Markle, duques de Sussex, a Colombia, el jueves 15 de agosto, desató un debate en torno a los costos asociados a su visita y los motivos que llevaron al Gobierno nacional a extenderles una invitación oficial. En un contexto de tensiones políticas y sociales, la invitación realizada por la vicepresidenta Francia Márquez provocó críticas que abarcan desde el gasto público involucrado hasta las implicaciones simbólicas de recibir a representantes de una de las monarquías más antiguas del mundo. 

De acuerdo con informes del diario británico The Sun, la visita de los duques de Sussex generó un gasto estimado en 8.000 millones de pesos colombianos. Este monto incluye un amplio esquema de seguridad para garantizar la protección de la pareja real durante su estadía, así como la provisión de las comodidades necesarias para ellos. 

Durante el discurso de bienvenida, la vicepresidenta Francia Márquez compartió las razones que la motivaron a invitar a los duques, al destacar que su decisión se basó en la admiración que siente por Meghan Markle y la historia que ambos han compartido con el mundo a través de los medios de comunicación, especialmente por la serie documental producida por Netflix. 

Son 8 mil millones dilapidados, que siembran interrogantes y suman a sus incoherencias: “Juro ante Dios, el pueblo de Colombia, mis ancestras y ancestros, respetar la Constitución y trabajar por los colombianos y colombianas que históricamente han estado excluidos, hasta que la dignidad se haga costumbre”.  

Adicional, parece que la viceministra, a pesar que hace poco viajó al continente africano, con una nutrida delegación de personajes del cambio, no conoce la historia del colonialismo inglés y el sometimiento a los pueblos africanos, “ancestros  y ancestras” suyos. Recordemos que al momento de pensar en colonialismo e imperialismo europeo, pocos lugares lo muestran tan fielmente como África, donde las potencias se repartieron violentamente los territorios durante buena parte del siglo XIX. 

Es allí donde el legado de Isabel II se vuelve más complejo: ningún otro rey o reina británica viajó como ella por el continente, pero esta presencia la convirtió tanto en una figura popular como en un símbolo de opresión británica sobre los países africanos. 

“En Kenia, por ejemplo, dominada por Reino Unido desde 1895, se produjo una de las peores atrocidades bajo el dominio británico: la represión del levantamiento Mau Mau de 1952, el año que fue coronada Isabel. En ese tiempo funcionarios de la administración colonial torturaron, castraron y agredieron sexualmente, y en campos de concentración que albergaron hasta 150.000 kenianos, muchos de los cuales demandaron y obtuvieron una indemnización en 2011. 

Reino Unido también participó activamente de la guerra civil en Nigeria, suministrando armas en secreto al gobierno para que las utilizara contra los biafranos que querían formar una república separatista. Murieron entre uno y tres millones de personas. 

En Sudáfrica, la autoridad británica es asociada con el período de apartheid, la segregación racial legalizada que impuso el gobierno hasta la década de 1990, y el país está pidiendo ahora la devolución de un diamante extraído en 1905 y montado en cetro real perteneciente a la reina”. 

El príncipe Harry y la periodista Meghan Markle, se debieron haber ido muertos de la risa; entre tanto, la vicepresidenta y Petro siguen desnudando incoherencias, y el pueblo colombiano, incluyendo “los colombianos y colombianas que históricamente han estado excluidos”, soportando carestía, hambre y violencia.