Por Rodrigo Pareja (foto)
Pedregoso y culebrero el camino trasegado por el presidente Iván Duque en estos “primeros cien días”, plazo caprichosamente fijado por algún n.n. para calibrar, en un efímero e incompleto balance, el proceder inicial de cualquier jefe del Estado.
En la reciente historia de Colombia no hay antecedentes de un comienzo de gobierno más desafortunado que el que ha tenido el actual presidente de la república, quien al contrario de sus antecesores no tendrá un buen recuerdo de ese lapso.
Con solo anotar que hasta nutrido fuego cruzado le ha llovido desde su propio campamento, se da una idea de lo difícil que le han resultado esos tradicionales tres meses y diez días que – por el contrario — quienes lo precedieron, pudieron mostrar optimistas entre luces y aplausos de la comunidad y de los medios.
La situación actual y el difícil panorama que se vislumbra hacia el mediato e inmediato futuro, parecieran estar dándole la razón a aquellos que alertaron sobre la inexperiencia de Duque para desempeñar la primera magistratura de la nación. (Lea la columna).
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