1 mayo, 2024

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El racismo: la pandemia que no se extingue

por Susana Escobar

El asesinato del afroamericano George Floyd a manos de integrantes de la Policía en Minneapolis es un claro ejemplo de que la segregación racial en un país que no tiene una cultura propia y que ha borrado su historia, persiste.

 

El fenómeno del racismo en uno de los gigantes principales que dominan el mundo se registra desde la época de la colonia, donde la venta y compra de esclavos negros era un hecho que ocurría a la vista de todos y que estaba autorizado, eran ellos quienes hacían todo el trabajo pesado en las plantaciones, principalmente de los estados del sur.

 

Los afroamericanos eran sometidos a diferentes torturas entre ellas el linchamiento, golpes, incineraciones y otros eran ahorcados como muestra del poder de sus amos ante los demás esclavos para mantenerles en claro su posición de “inferiores” y llenar de miedo sus corazones.

Un hecho como el asesinato de Floyd es sin duda, repudiable, inaceptable e infame pero ¿qué se puede esperar de un país que está a cargo de un xenófobo como Trump que en varios de sus discursos ha expresado comentarios e ideas racistas?

Aunque en la época de los 60s se dio fin a la esclavitud, el racismo no terminó, los hombres y mujeres afroamericanos no eran vistos como seres humanos. Por eso Martin Luther King asumió el reto de representar su comunidad, promoviendo la construcción de una sociedad más justa e igual con los suyos teniendo como base la recuperación de los derechos civiles.

Sin embargo, el racismo en Estados Unidos es un comportamiento repetitivo a nivel histórico: desde escuelas para los afroamericanos y otras para los blancos, la diferencia en la ubicación de los asientos en el transporte público para ambos, la cacería constante del Ku Klux Klan hacia esta comunidad y los asesinatos en 2014 de Michael Brown, Eric Garner y Tamir Rice, hombres de esta comunidad que murieron a manos de policías estadounidenses.

La población afro ha enfrentado por décadas abusos de poder, violaciones a sus derechos, rechazo no solo en Estados Unidos, Brasil es el país donde más de ellos han fallecido a manos de las autoridades policiales y ni hablemos de Colombia, donde son una de las más afectadas por el conflicto armado.

Al igual que Luther King, yo sueño con el día en que los humanos evolucionemos de verdad en todos los aspectos, que nos veamos como iguales sin importar razas ni color de piel, pues una persona es definida por sus acciones y omisiones, deseo que disfrutemos de las mismas oportunidades y que el racismo sea una pandemia que pronto llegue a su fin.

Susana Escobar Echeverri

Comunicadora Social Periodista. Emprendedora por convicción y terapeuta holística en formación.