Por Luis Carlos Correa Restrepo
UN JUDÍO SOLICITANDO UN CRÉDITO
Buen día, vengo a solicitar un crédito.
Encantado de atenderle, Don Moisés. Veamos….
¿Qué cantidad necesita?
-Un dólar.
-¿Como? Por favor Don Moisés, no es necesario solicitar un crédito por esa cantidad. Puede usted retirarlo de cualquiera de sus cuentas…
¿Se lo saco de su cuenta corriente o de su libreta de ahorros?
-He dicho que quiero que se me conceda un crédito de un dólar.
¿Si no me lo conceden? cancelo mi cuenta, la libreta, el fondo de inversiones y me voy a otro lado. ¡CARAJO!
-¡Oh no!, por favor! no me malinterprete. Desde luego no tenemos ningún inconveniente en concederle su préstamo, faltaría más. Bien, ¿qué plazo desea?
-Un mes.
-¿Un mes?
-Bien como es un plazo tan corto le aplicaremos un interés del 10% y por ser usted uno de nuestros mejores clientes se lo dejaremos en el 5% ¿Le conviene?
-Como garantía quiero dejar mi Mercedes Benz.
-El Mercedes Benz, pero Don Moisés por esa cantidad no es necesario que nos deje una garantía. Además, tratándose de usted sobra cualquier garantía!
-He dicho que quiero dejar de garantía el Mercedes. Si no me lo aceptan, cancelo todo, y me voy de este Banco, ¡CARAJO!
-Oh, no, Don Moisés! Por favor… aceptamos con mucho gusto su garantía, claro que sí, puede dejarlo en el parking de la oficina.
-Ahora no tiene más que firmar aquí… eso es, muy bien Don Moisés… muchas gracias y a su disposición, hasta pronto.
-Don Moisés llega a casa y se dirige exultante a su mujer:
-Sara… Ya nos podemos ir de vacaciones. Encontré parqueadero vigilado para el Mercedes durante un mes y por solo un dólar y cinco centavos…
Moraleja:
No es que los judíos sean amarrados Son unos comerciantes increíbles.
Anónimo


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