2 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El Oasis de la vida

Por Luis Carlos Correa Restrepo (foto)

HOSPITAL PSIQUIÁTRICO

La prueba de la bañera

Durante una visita a un hospital psiquiátrico, uno de los visitantes le preguntó al doctor:

¿Cuál es el criterio por el cual deciden quien necesita ser hospitalizado aquí?

El director respondió:

-Nosotros llenamos una bañera con agua y le ofrecemos una cuchara, un vaso y un balde y le pedimos que la vacíe. De acuerdo con la forma en que él decida vaciarla, nosotros decidimos  si lo  hospitalizamos o no… ¡Ah ya entendí! Una persona normal usaría el balde, que es más grande que el vaso y la cuchara.

¡No!, respondió el doctor.

-Una persona normal sacaría el tapón del desagüe.

¿Qué prefiere usted? ¿Habitación normal o compartida?

A veces la vida tiene más opciones que las ofrecidas, basta con verlas.

-Ahora dime la verdad, tú también escogiste el balde, ¿verdad?

Yo sabía que este blog está lleno de locos. Vale la pena leer para saber cuántos locos hay en este grupo.

REFLEXIONES

Exigir es fácil.

Señalar es fácil.

Condenar es fácil.

Quejarse es fácil.

Pero dar ejemplo, es lo difícil

La felicidad no llega cuando conseguimos lo que deseamos.

Sino cuando disfrutamos lo que tenemos.

Los seres humanos son las únicas criaturas en la tierra capaces de talar un árbol para producir papel y luego escribir en él.

Salvemos a los árboles.

Lo único que te llevas de esta vida es lo que vives. Así que vive todo lo que te quieras llevar. Yo ya lo estoy haciendo.

Procura no ir esparciendo espinas por el camino… Tal vez te toque volver descalzo.

(El lector puede escuchar esas canciones originales en inglés aquí:  https://www.youtube.com/watch?v=AN5JT7wnlZMhttps://www.musica.com/letras.asp?letra=835245).

El poeta cartagenero Luis Carlos López (con el muy simpático nombre de pila Luis Carlos Bernabé del Monte Carmelo López Escariza) en su estilo lleno de fina ironía no pudo menos que alegrase y acoger con efusión a  un amigo de colegio cuando lo encontró muchos años después. Le compuso un bello soneto que títuló “A un condiscípulo”:

¡Qué situación la tuya!… ¡Qué situación la mía!
Los dos fuimos alumnos de griego y de latín
y desde aquellos años de olímpica alegría,
tú no pasaste nunca de ser un adoquín.
Mas hoy, por un prodigio quizás de hechicería,
ya eres académico, tu casa es un jardín,
y sabiamente preñas de duros tu alcancía,
mientras que tu cofrade no guarda ni un chelín…
Después surgió el político. Yo apenas soy un cero.
Viajas en automóvil. Y yo por mi sendero
cabalgo en rocinante sin humos de chofer.
Y yo, cuando te encuentro, con qué efusión te acojo
—siempre andas por la calle más serio que un cerrojo—
con una de las cáusticas sonrisas del Voltaire…

Y el poeta colombiano Carlos Castro Saavedra, bien llamado el poeta de la esperanza para una vida mejor, escribió este poema que tituló “Amistad”:

Amistad es lo mismo que una mano

que en otra mano apoya su fatiga

y siente que el cansancio se mitiga

y el camino se vuelve más humano.

El amigo sincero es el hermano

claro y elemental como la espiga,

como el pan, como el sol, como la hormiga

que confunde la miel con el verano.

Grande riqueza, dulce compañía

es la del ser que llega con el día

y aclara nuestras noches interiores.

Fuente de convivencia, de ternura,

es la amistad que crece y se madura

en medio de alegrías y dolores.

Crecemos y cambiamos, nos desarrollamos y alcanzamos nuestras metas humanas al son que nos marca la amistad.